Hay películas que son inolvidables, como Náufrago, con un Tom Hanks descomunal interpretando al único superviviente de un accidente aéreo que se pasa varios años en una isla desierta a la espera de poder salir de allí y seguir con su vida. ¿Quién no recuerda a su personaje, Chuck Noland, gritando de alegría cuando consigue hacer fuego? ¿O arrancándose una muela con la cuchilla de acero de un patín para el hielo? ¿O creándose un compañero artificial pintando con sangre una cara en un balón para tener algo, transformado en alguien, con quien tenga un poco de sentido hablar?
A ese balón lo llamó Wilson y es uno de los secundarios, entre comillas, más célebres del celuloide.
Que recordemos con cariño a un balón solo lo consigue un genio de la interpretación como Hanks, ganador de dos Oscar consecutivos al mejor actor, uno por Philadelphia y otro por Forrest Gump, emulando así la heroicidad que solo otro intérprete antes que él ha logrado: Spencer Tracy por Capitanes intrépidos y después por Forja de hombres, en el año 1939. Hanks solo sabe ser grande o enorme, y cada cual habrá de escoger qué adjetivo le viene mejor a sus distintos trabajos, y en Náufrago estaba tan espléndido que recordamos más que él mereciera ganar el Oscar que el hecho de el vencedor entonces fuera Russell Crowe por Gladiator.
Más de un nostálgico de la película anda suelto, y en un reciente partido de hockey el actor recibió un bonito regalo: mientras asistía a la competición, en las gradas, fue enfocado por una de las cámaras que suelen fijarse en los espectadores, y más si son Famosos, y al ser él el protagonista del plano y saludar a los asistentes, alguien le lanzó un balón con una réplica de Wilson en él y Hanks, al que conocemos por su sentido del humor en las alfombras rojas de los Oscar, cogió el balón y su saludo se hizo todavía más efusivo.
Han pasado 15 años desde que la película se rodara y Hanks se reencontraba entonces con su antiguo compañero de soledad en la isla. Un precioso momento, a la par que gracioso, que bien podría formar parte de unos curiosos extras en una próxima edición de la película en formato doméstico.