Sólo los aficionados a este tipo de historias saben que hace poco tiempo se cumplió el 30 aniversario de la muerte, ya anciano, de uno de los asesinos en serie más sanguinarios y peculiares, el americano Ed Gein, en un manicomio.
Nacido en 1907 en La Crosse (Wisconsin, EEUU), en una familia con antecedentes puritanos estrictos, con un padre, George, alcohólico, inepto y cruel, y era la madre, Augusta, quien trabajaba. Decidió educarlo de manera estricta, guiándose por un puritanismo obsesivo y no toleraba ninguna otra influencia exterior que no fuera la suya, sin piedad, y sin permitirle tener amigos.
El pequeño Ed era quien más sufría ese desprecio de su madre, aunque era a quien más quería en el mundo. Augusta decía que no quería que él fuese como "esos hombres lascivos y ateos" que veía.
Creció convertido en un chico tímido, solitario y extraño. Su padre murió y poco después su hermano Henry, así que en 1944, por fin, Ed Gein se encontraba con su madre sin competencia parental. Pero ella murió meses después gravemente enferma. Durísimo golpe para Ed.
Aquí empezó la locura definitiva de Ed. Una locura que estremeció al país entero cuando en 1957 fue detenido acusado del asesinato de dos mujeres. La Policía halló en su casa una macabra colección de objetos de todo tipo hechos con cadáveres de mujeres que él desenterró del cementerio, además de las dos mujeres descuartizadas por él.
No pudo ser juzgado hasta unos años después, pero Ed ya se quedó para siempre en el manicomio, donde fue un paciente de buen comportamiento. Murió a los 77 años, en 1984, de una grave enfermedad, siendo enterrado en el Cementerio de Plainfield al lado de su madre, consiguiendo póstumamente lo que él tanto deseaba: estar con ella.
Su terrible historia inspiró una novela, "Psicosis" de Robert Bloch, llevada al Cine poco después por Alfred Hitchcock, y años después otras historias de terror.
El informe psiquiátrico mostró un complejo de Edipo acusado, que estaba enamorado de su madre, pese a los malos tratos que sufría por parte de ella. Por ello, las dos mujeres que se probó que mató se parecían mucho a ella.
Un caso complejo, pues hay todo tipo de detalles extraños sobre el caso, si leemos páginas web especializadas en casos así.
La granja de él fue incendiada y la furgoneta donde llevaba los cuerpos fue subastada y vendida. Su nuevo propietario la exhibía como una macabra atracción de feria.
Cuando Hitchcock llevó al cine la novela inspirada en él, "Psicosis", su guionista, Joseph Stefano, y su protagonista, Anthony Perkins, confesaron haber aceptado por que ellos mismos tampoco se habían llevado bien con sus madres.
Es de aquellos terribles ejemplos en donde alguien que sufre brutales tratos de alguien próximo se pude volver despiadado y brutal. Dicen algunos que a Adolf Hitler le pasó lo mismo con su padre, que le daba unas palizas brutales y sólo encontraba consuelo en su madre, hasta que ella murió.
Por ello, los judíos se convirtieron en su desahogo, como las mujeres para Ed Gein.
Lo curioso es que Ed odiaba la sangre de niño, y le traumatizó ver a su madre sacrificando animales, como un cerdo, algo que le marcó para lo que pasó medio siglo después. La disciplina y la carencia de cariño de ella hacía él le provocó un odio a la mujer en general. Hasta su detención, pasaba por alguien inofensivo y tímido, que no soportaba bromas sobre mujeres, en un lugar donde la gente iba de decente.