Según estudios confirmados, los gatos, a diferencia de los perros, piensan que pensamos y sentimos como ellos. Un gato va más a su interés, mientras que el perro, con su cariño, su espera y sus muestras de amor hacia su dueño, siente que nos quiere y nos aprecia; hay personas que dicen que los Animales, en ocasiones, nos aprecian y nos quieren más que nuestros propios familiares y amigos, y es posible que sea así; igual que hablo de un perro, lo mismo podríamos decir de un gato: el gato, aun yendo a sus intereses, sabe elegir muy bien a sus dueños, puede escoger quién de ellos sea la persona idónea para él e incluso cuál sería la persona adecuada para ser especial y le haga mimos y carantoñas.
Ellos saben muy bien qué personas pueden ser confidentes y qué personas pueden ser simple y sencillamente dueños, es decir, que solo se limite a enseñarle las cosas básicas y a qué horas deben salir para hacer sus necesidades, cada persona para lo que es. Los gatos suelen dormir la mayor parte del tiempo, al menos, conozco casos en donde el felino solo se limita a dormir casi las 24 horas del día y jugar con su dueño cuando le interesa pero, al mismo tiempo, es gratificante tener un gato, puede hacerte mejor compañía que la propia familia, repito, solo en algunos casos.
John Bradshaw, experto en comportamiento de felinos, nos confirma que los gatos, aun ganándose nuestro corazón y sentimiento hacia ellos, incluso en personas que no les agrada este tipo de animal doméstico, no nos entienden como los perros, incluso los gatos se comportan con nosotros como si fuésemos como ellos, creyendo así que cuando ellos tropiezan es responsabilidad nuestra, es decir, actúan como si fuéramos felinos como ellos, pero no nos confundamos, hay algunos felinos que, como el tigre o el leopardo sí son animales salvajes y deben estar en la selva pero no es igual que un gato; a ellos los puedes domesticar, mas como antes he mencionado, nunca puede ser lo mismo que un perro, el gato sabe elegir a su dueño, busca quién juegue con él porque percibe el afecto, el amor de su dueño. Puede parecer sorprendente pero es así, el gato puede pensar cómo es su amo, aunque no hablen y sólo se limiten a decir y, muy bonito, por cierto: "Miauu"