Podemos buscar diferencias entre los animales y nosotros, aunque desengañémonos no existen, porque nosotros somos animales como ellos. Pero si algo nos diferencia un poco no es el lenguaje, al fin i al cabo incluso las plantas lo tienen, sino la capacidad de generar Música. Todos hemos visto gatos tocando pianos, e incluso hubo un burro flautista, en realidad no hacen música; la mayoría de gatos aun tocando las notas que quieren, sólo provocan que salgan esas vibraciones que les producen placer, no intentar reproducir una melodía; puede que fueran el primer estadio en que los homínidos empezamos a contactar con la música, pero faltaría lo más importante ver cada uno de los sonidos como una sola cosa. Los escáneres, sean TAC o RMN, permiten ver que partes del cerebro están activas, y a la par observar que se activa cuando se hace una determinada actividad. Se observa de manera general que cada tipo de actividad tiene una zona del cerebro asignada, y que esta se activa de la misma forma si es de forma activa o pasiva, es decir ejecutándola o imaginado que se ejecuta. Pero lo más sorprendente es cuando esta actividad es la musical. Oír música o ejecutar música de golpe ilumina nuestro cerebro. Pero oír música o tocarla no es lo mismo: al oír se activan las diferentes zonas, pero interpretarlas todo el cerebro se convierte en una única zona interconectada. Como podemos pensar para poder imaginar que se hace una actividad antes se ha de haber aprendido a hacer, así que hay una diferencia al escuchar música entre quien sabe o no interpretar música, quien toca un instrumento se le ilumina igual el cerebro tanto si toca, escucha o simplemente imagina la melodía en la cabeza. Es una desgracia que este país se haya dejado de lado la enseñanza musical. Solemos comparar nuestra paupérrima enseñanza con la de los países escandinavos o el resto de Europa, y continuamos obviando como necios creídos la importancia que se da a aprender música. La inmensa mayoría de los españoles no es capaz de entonar ni canciones populares. Precisamente la gracia de la música es el esfuerzo que hace todo nuestro cuerpo en localizar los sonidos que resonan correctamente, que en occidente se distribuye en secciones armónicas de doce mediotonos, pero en cada sistema musical tiene los suyos. Tocar un instrumento (cantar correctamente también lo es) es tener fuegos de artificio en nuestro cerebro. Concentrase para que diferentes partes motoras de nuestro cuerpo se muevan de forma extremadamente coordinada para conseguir que un objeto o nuestro propio cuerpo, genere una serie ordenada de perturbaciones mecánicas que otros verán como música; implica que se haya de mover mucha información dentro de nuestro cerebro y a la vez de forma rápida y precisa, no hay lugar para la corrección. Esto genera la creación de canales, sinopsis e incluso neuronas. Se observa que la mayoría de cerebros de quienes han aprendido música, interpretan y escuchan, son más jóvenes que la mayoría de su misma edad. Otra cosa que se observa es una agilidad cerebral superior, así como mayor facilidad para actividades intelectuales y artísticas no relacionadas directamente con ella; eso sin contar una mayor memoria necesaria para poder ejecutar cualquier pieza musical. Aunque los escáneres cerebrales sean realmente muy modernos y aclaradores, la mayoría de estas cosas ya se sabían, por esa razón la enseñanza de la música ha estado siempre acompañando la enseñanza primaria en todos los tiempos, culturas y regiones. De la misma forma que Ray Bradbury en Fahrenheit 451 mostraba un mundo donde se negaba la lectura para mandar la humanidad a la más profunda ignorancia, nuestros caciques ancestros han negado la música a sus "siervos" para evitar seguramente su desarrollo intelectual. Aunque realmente no creo que llegasen a ese nivel de perversión, simplemente su total desprecio a algo que ellos creen de orden menor ha negado ésta al resto de población. Por suerte la música es más humana que los mismos humanos. La humanidad lleva consigo muchas lacras vergonzantes pero también la música, en todas partes del planeta hay gente haciendo música con cualquier cosa que pueda generar sonidos resonantes; y vayamos al suburbio más pobre y mísero de nuestras ciudades que en algún rincón alguien toca una guitarra y fabrica magia.