El Campo Magnético Terrestre es uno de los factores que hace posible la vida en nuestro planeta. De campos magnéticos hay en muchos planetas pero no en todos. Por ejemplo Marte o la Luna no tienen, en cambio Júpiter tiene uno de inmenso. El Sol es quien tiene el campo magnético más intenso como era de suponer; es su dinámica la que produce las manchas y las tormentas solares que pueden llegar a dañar nuestros aparatos eléctricos. Precisamente quien nos protege de estas tormentas es el campo magnético propio, evitando que penetre la radiación; las Auroras Boreales son el vistoso resultado del trabajo de nuestro querido escudo.

La Tierra tiene campo magnético gracias a vivir todavía en pleno proceso de solidificación . El interior de la Tierra está formado por tres capas: un núcleo, un manto que la rodea y la corteza exterior donde nosotros vivimos. La corteza exterior tiene la mayoría de minerales en estado sólido exceptuando algunos muy ligeros que son gases, y el agua, mercurio o algún compuesto orgánico que son líquidos; en cambio el manto es una pasta fluida que bombea el calor del núcleo y su movimiento convectivo es quien rompe la corteza provocando terremotos o creando volcanes. Hasta los años 30 del siglo XX se creía que el núcleo era totalmente líquido, pero la geóloga Inge Lehmann en 1936 que descubrió al analizar las ondas sísmicas que atraviesan el centro de la Tierra, la existencia en la parte central de un núcleo sólido. Es precisamente la existencia de estos dos núcleos lo que genera el campo magnético terrestre. El motivo es muy sencillo el núcleo interno no gira solidario con el resto del planeta porque el núcleo líquido le hace de cojinete. Esta velocidad diferencial crea una corriente alrededor del núcleo el cual es de Hierro Níquel y otros metales pesados, generándose un inmenso electroimán.

El campo magnético terrestre no es estable. De hecho no hay ningún campo magnético del sistema solar que lo sea; la naturaleza dinámica que crea estos campos hace que realmente sólo sean situaciones estacionarias susceptibles de ser cambiadas en cualquier momento. En este sentido el campo magnético terrestre, el cual nunca ha sido orientado exactamente en el eje de rotación, cambia constantemente; estos cambios son tan en la orientación como en las líneas de fuerza. Estos en escalas anuales suelen ser relativamente pequeños y inapreciables por una brújula doméstica; pero a escalas de cientos de miles de años pueden ser radicales invirtiendo completamente la polaridad.

Como he dicho, los cambios son inherentes a la naturaleza que produce el campo. De entrada el mismo núcleo sólido va creciendo a medida que la Tierra se enfría, si se hace más grande obliga a cambios en la rotación diferencial sencillamente por conservación del momento angular; sin embargo mantener el campo requiere energía y por tanto frena la rotación debiendo reajustar para mantener el momento. Pero el planeta tampoco tiene una rotación estable sobre su eje, como tampoco el eje de rotación es estable: Precesiona y Nuta respecto el plano de orbitación, ambos afectan también a la rotación diferencial. Pero hay más cosas que influyen como los impactos de las tormentas solares y la interacción del campo con la susceptibilidad magnética del resto de materiales que conforman el planeta; un ejemplo claro son las zonas donde hay inversión de campo local, la brújula "hace perder el norte" a los viajeros y que tantas páginas gloriosas han llenado en revistas de misterios.

Hace 780.000 años de la última inversión del campo magnético. Debido a la importancia, tanto para la vida como para las actuales comunicaciones humanas, que tiene el campo magnético terrestre; este está siendo estudiado constantemente. Uno de estos observatorios es la red de satélites Swarm , que ha constatado que el campo magnético se está debilitando un 5% anual en vez de cada siglo. Esto ha alertado a los geólogos ya que esto podría significar una inversión del campo magnético, actualmente se observa que el Polo Sur del campo (norte terrestre) se dirige hacia Siberia. Según estimaciones la inversión se podría completar en los próximos 2.000 años .

Los registros geológicos no indican un tiempo medio entre inversión e inversión, siendo totalmente imprevisible cuando se puede dar una inversión. Tampoco los registros de anteriores inversiones muestran un patrón para hacernos una idea de cómo sería una inversión hoy. Por tanto estamos ante un proceso caótico, al que hay que sumar que no conocemos con precisión cómo funciona exactamente el núcleo sólido y sobre todo que los dos núcleos son muy heterogéneos en sí mismos tanto en composición como dinámica, y ambas cosas hacen tender a la turbulencia que produce el comportamiento caótico.

Así pues no sabemos cuándo se daría ni que haría exactamente. Pero como es lógico se han hecho algunas simulaciones que muestran que no sería un período muy agradable, sobre todo en cuanto a nuestros aparatos eléctricos los cuales tenemos tan interiorizados, pudiendo quedar algunas zonas desprotegidas del viento solar en algún momento. Por el momento no hay que preocuparse demasiado por este debilitamiento porque todavía estamos en valores dentro de la media del campo en normalidad. Al mismo tiempo otros geólogos advierten de que de vez en cuando el campo hace estas cosas, fruto de una inestabilidad puntual pero que no pasa de ahí volviendo a la normalidad. Por otro lado qué el campo cambie es algo que no está de nuestra mano, mientras que otros problemas actuales, sí que podríamos hacer algo y no se hace, y en el caso que pasase sólo se añadiría a las muchas calamidades que nosotros mismos nos estamos infligiendo.