La saga de libros de Los juegos del hambre es una de las más famosas actualmente. Las dos primeras películas, Los juegos del hambre y En llamas, tuvieron mucho éxito a nivel mundial, y esta semana se iba a producir el estreno de Sinsajo I, que se corresponde a la primera parte del tercer y último libro de la colección.
La historia que se relata es la de un mundo pobre en el que la gente se tiene que matar para sobrevivir; los ricos se divierten viendo estos espectáculos.
La protagonista, Katniss -papel representado por Jennifer Lawrence- es una revolucionaria que intenta luchar por cambiar el modo de vida de sus seres queridos y las personas que viven en su distrito -el número 12, el más pobre de todos-. El símbolo de revolución se representa durante toda la película con el alzamiento de un brazo y tres dedos hacia arriba; este signo ha traído problemas en Tailandia.
Cinco universitarios se atrevieron a realizar este signo delante del ministro tailandés Prayuth Chan-ocha, hecho por el que fueron detenidos y llevados a la cárcel, acusados de quebrantar la ley marcial; ocho horas después fueron puestos en libertad, pero se ha reclamado que regresen a ella por el incumplimiento de la ley mencionada anteriormente.
Estos jóvenes no están de acuerdo con la idea de que Tailandia sea gobernada por altos cargos militares, y recurrieron a la cultura popular para transmitir sus ideas.
Para evitar más problemas debido a las consecuencias políticas que la difusión de este signo o la nueva película de la saga pudieran ocasionar, los teatros dijeron que no estrenarían el filme; la realidad es que el cuerpo policial ejerció una gran presión ante estos para que no lo hicieran. Bangkok quería evitar la reunión que un grupo de estudiantes había planeado tras comprar las entradas para ver la película; a la audiencia que se había hecho ya con las entradas se les ha devuelto el dinero, puesto que de momento las autoridades no van a cambiar de idea sobre la reproducción de la película.
China se ha subido al mismo barco que Tailandia y también ha prohibido de momento el estreno de Sinsajo. Lo que se huele por aquí es un miedo extremo a la rebelión y a la posibilidad de que las ideas que defiende la película puedan alentar a los ciudadanos de estos países a protestar y a pedir libertad de expresión.