En todo el mundo y no sólo en España el tópico de que un funcionario o empleado público es una persona que tiene el privilegio de un puesto de trabajo fijo e inamovible.

La leyenda negra o la imagen que se suele tener del mismo es que además de ser unos parásitos que apenas llegan su primera tarea es el "cafelito" e incluso leer el periódico y la frase preferida es el "vuelva usted mañana" "falta tal o cual papel, etc." y es esa persona que tiene todo el poder por encima de ti.

La misma leyenda habla de enchufes a través del tráfico de influencias donde la mayoría entran por ser familiares de fulano de tal o haber colaborado en las campañas políticas pero la realidad es bastante diferente, oposiciones donde la competencia es durísima, vale que desde hace unos años el número de funcionarios se ha visto reducido notablemente y han pasado de más de 3 millones a 2.

690.000 aproximadamente-

Para muchos el "chollo" de ser funcionario o empleado público es casi como llegar y besar el santo pero en la realidad eso nada tiene de cierto, además el ser funcionario para muchos españoles fue durante muchos años sinónimo de ser mal pagado, de trabajar poco, sí, pero de ganar "cuatro perras" al mes y ahora es un empleo más que codiciado aunque ante la actual coyuntura ha convertido el ingreso de funcionarios en poco más que un milagro.

También se considera al empleado o funcionario público como una persona poco preparada y además poco propensa a ser productiva, la imagen ciudadana del funcionario es la de una persona poco amable y poco productiva, eso sin agregar la mal ganada fama de vagos que todos los tópicos le otorgan.

Así que pongamos un ejemplo, un/a joven de 23 años acaba la carrera de derecho con buenas notas además y se presenta a la oposición como Inspector de Hacienda o Abogado del Estado pues lo más probable es que con suerte tarde entre 4 ó 5 años y si lo consigue será luego de una más que dura lucha entre miles de aspirantes.

Esto es sólo un ejemplo y personalmente creo que en su gran mayoría los funcionarios españoles y sobre todo de los años 90 para aquí se encuentran entre los mejores de su especialidad y eso sin tener en cuenta que muchos de ellos son funcionarios vocacionales, médicos, profesores, policías o inspectores de Hacienda, entre otros pasan por oposiciones más que duras y por ello digo que los mejores no están en las empresas privadas sino en las públicas.

Ahora bien ¿se puede mejorar la imagen del funcionario público o empleado público? Diría que sí, se puede si se cambia el sistema, donde el control de su rendimiento si bien no se puede evaluar sí se puede medir de alguna forma y si el sistema cambia el llamado funcionario vago podría ser expedientado y despedido, esto para aquellos que gracias a su "escaqueo" acaban recargando de trabajo al resto y en ocasiones sus superiores inmediatos se ven de manos atadas y como mucho les queda el camino de su traslado a otra dependencia o hacer la vista gorda, dos opciones por demás pésimas, si se les otorga herramientas para la fiscalización del rendimiento del personal y si el funcionario sabe que de no rendir va a la calle sin duda que buscará aumentar su ritmo de trabajo lo cual será beneficioso para todos.

Mucha gente ve al funcionario como una persona con pocas ganas de trabajar y como dije antes, sobre todo de cara al público, mal preparados, motivo por el cual ya va predispuesto a que lo traten mal y por ello llega incluso a hablarle mal a quien lo atiende o lo juzga sin tener idea de que para estar allí ha pasado meses o años hincando el codo.

Eso sin contar la preparación que ese empleado o funcionario dispone, luego han de pensar que llevan años con sus salarios congelados, muchos de ellos sin cobrar paga extra desde hace años también, eso más una reducción real de su salario de al menos un 25% en los últimos años, vale, son personas con un trabajo estable pero por el mismo están pagando su buen derecho de piso.

Y si ahora esos puestos son deseados además de criticados más de uno debería recordar cuando alardeaban de ganar el triple o más que los funcionarios.

Que existen ovejas negras es verdad, por desgracia el sistema es quien debe corregirse, no el funcionario, uno de cada 6 puede ser el vago pero lo es gracias a que el sistema en parte lo protege, si le dan herramientas a sus superiores estas cosas no pasarían, pues el día que les quiten la inmunidad mejorarán como por arte de magia pues saben que es eso o ir de patitas a la calle.

Por otra parte la peor lacra de la administración pública son los políticos, sus abusos a la hora de malgastar dinero público, a cada cambio de gobierno, venga, a cambiar mobiliario, a contratar una nube de asesores, a recibir aquellos que quedaron fuera de la lista, a mandar a un personal o departamento del cual ni idea tienen de qué va y por tanto contratan asesores que asesoran al inútil de turno o al fracasado político o incluso algún que otro corrupto que lo camuflan en algunas oficinas, hablamos de políticos con causas abiertas que están por allí, pasando desapercibidos, gastando, ocupando cargos para los cuales no están ni remotamente preparados y creando comisiones y departamentos en los cuales enchufar interinos o similares.

Mientras todo esto pasa muchos siguen en el pasado, en la época de Franco donde sí la mayoría de los funcionarios hacían lo que se les cantaba, eso ya hace muchos años que pasó a la historia, hoy por hoy el empleado público o se ha puesto al día o el mismo sistema lo ha devorado. Vale, más de uno dirá ponerlo a día o actualizar al funcionario le cuesta un ojo de la cara al contribuyente, pues va a ser que no, al contrario, a los empleados públicos le realizan un descuento de su salario para su reciclaje o formación mediante cursos, eso al estado no le cuesta nada sino que el mismo empleado lo paga de su salario, le guste o no, esté de acuerdo o no.

Y por lo que sé no es que últimamente les impartan muchos cursos con la excusa de la crisis pero que el descuento se lo hacen se lo hacen.

Resumiendo, el actual funcionario o empleado público está siempre bajo la lupa y señalado como vago o poco trabajador y sí que los hay, pero por una oveja negra pagan el pato el resto que sí va a trabajar y no pasar las horas, que se implica, que busca siempre mejorar, que es vocacional y no es empleado por comodidad.

Piense en los profesores, en los médicos, en la policía, pero también en aquel que detrás del mostrador o de la pantalla del ordenador intenta no solo brindarle el mejor servicio sino que hoy por hoy y por lo general logran que usted salga de allí con los trámites hechos, algo que antes era misión imposible, haga memoria y verá como son muchas las cosas que en este sentido han cambiado y que los empleados y funcionarios no son ni tan vagos ni tan mal preparados ni tan malos como los tópicos los pintan.