Desde que comenzó a expandirse el virus del ébola en África, son miles los contagiados y miles los muertos, hay una preocupación por el temor a una pandemia, que pueda poner en peligro la vida de millones de personas en todo el mundo. Es por ello que los que se enfrentan a diario con este tipo de enfermedades como son los médicos, enfermeras y demás personal sanitario, estén preocupados y deseosos que se encuentre la cura o por lo menos que exista un tratamiento, para salvar vidas. Eso es lo que debió pensar Nick Owen de "Médicos sin Fronteras" y otros 59 voluntarios a los que se les ha inyectado parte del virus del ébola con la esperanza de que pueda existir una salida a futuros brotes de esta epidemia.
Nick Owen es ahora el paciente EBL-001016, que se somete al estudio en el Instituto Jenner de Oxford (Reino Unido) desde el 17 de septiembre y bajo la dirección del profesor Adrian Hill, se le ha suministrado la vacuna ChAd3, que incorpora la única proteína buena de la cepa y así su cuerpo pueda crear inmunidad y esté protegido por si entrará en contacto con el virus, este no tuviera oportunidad de atacar a sus órganos porque el riesgo de contraerla sería nulo. Nick que ha visto morir a 10 de sus compañeros en África a causa del virus, manifiesta preocupación y solidaridad por la técnico Teresa que se encuentra grave pero estable en España y que demuestra es que a pesar de todos los protocolos el riesgo está presente entre el personal sanitario.
Adrian Hill afirma que el principal desafío es "conocer si la vacuna será capaz de crear la suficiente respuesta inmune". Los voluntarios no reciben la misma dosis y se encuentran divididos en grupos: alta, media y baja de carga viral. Nick pertenece al primer grupo de dosis alta. Se espera que para finales de octubre y principios de noviembre se obtengan los primeros resultados.
Está claro que aunque den positivos, el trabajo de laboratorio para la elaboración de miles de vacunas tardará meses aun así da esperanza a la crisis epidemiológica.
Esta vacuna lleva tiempo desarrollándose en dos laboratorios el italiano Okairos y el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIH) de Estados Unidos.
Está comprobado científicamente que la vacuna ChAd3 no tiene efectos secundarios, como así lo ha demostrado los análisis hechos a los primates que han sido tratados con ella y que gracias a esos resultados se le ha inoculado el virus a las primeras 60 "Cobayas humanas". Esperamos que la comunidad Científica internacional se aboque y colabore activamente con estos ensayos para llegar a buen término y el ébola pueda ser controlado.