Si guardas silencio, todo va bien. ¡Así es España! No estoy orgullosa de ser española. ¡No me siento española! Y no es malo decirlo aunque muchos piensen que sí, que al decirlo, estoy demostrando algo parecido a la insurrección o algo peor, pero no es así. No puedo sentirme de este país, no cuando tras cada gesto que lucha por la libertad de expresión, o un movimiento que aboga por la igualdad de todos ante la ley (tal y como dice nuestra Constitución), o cuando reivindicamos nuestros derechos cuando los vemos vulnerados en manifestaciones pacificas, nos encontramos con personas, seres con mentes pequeñas, que tratan que acallaron, a veces incluso cargando armas consigo.
Mientras Videla pagó con su encarcelamiento por su dictadura en Argentina durante los años 1976 al 1981 cuando en 1998 fue condenado cuando el juez resolviera que las causas por sustracción de menores durante la dictadura militar constituían un crimen de agravios contra la humanidad. Mientras Augusto Pinochet tuvo que personarse en varios juicios por los abusos durante su periodo dictatorial en Chile 1973 al 1981. Mientras España fue a luchar por liberar a Irak de la dictadura de Sadam Husein en 2003. Mientras todos respondían ante la justicia por sus injusticias, aquí en España, no se nos permite hablar de la nuestras ni se nos permite buscar en fosas comunes a nuestros muertos.
Aquí, la dictadura con la que tuvimos que convivir durante cuarenta largos e interminables años, tras otros casi cuarenta de monarquía tras su fin, sigue siendo algo que hay que callar, aún no sé muy bien porque.
Mientras seguimos viendo que nuestros políticos comenten "robos" un día tras otro de las arcas del propio estado pese a sus sueldos, peses a sus innumerables cargos subyacentes (delegados, obviamente, en familiares de su entorno a los que privilegiadamente colocan en puesto estratégicos dentro de la administración publica), pese a su demostradas irregulares con contabilidades B, no podemos hacer nada. ¡Están aforados! Están exentos de rendir cuentas ante la ley. Incluso cuando puede haber indicios de que la corona, durante el periodo del rey Juan Carlos I pudo estar informada de las irregularidades que involucraban directamente a su hija, la Infanta Cristina, y a su yerno, Iñaki Urdangarín, aquí, en vez de luchar por la verdad y la justicia como marca nuestras Constitución, los propios aforados, aprueban con su mayoría política una ley para escudar a un infractor contra lo que podía saber o por lo que podía haber omitido, durante su reinado.
Os puedo asegurar que en estos momentos me gustaría conocer todas las lenguas del mundo para que este mensaje llegara alto y claro a todos: ¡no somos libres en España! No podemos abrir la boca, no podemos informar al resto del mundo de que aquí, los ladrones, son los que ocupan puestos importantes tanto en el gobierno como en las instituciones públicas. Si hablas, si no callas, estás condenado. ¿No os lo creéis? Como se suele decir, para muestra, un botón: el teniente Luis Gonzalo Segura está en la cárcel por su libro 'Un paso al frente', novela en la que denuncia anomalías y acciones un tanto deshonestas en el Ejército español.
Luis Gonzalo empezó el pasado jueves 17 de julio una huelga de hambre como protesta por sentirse víctima de una causa más que injusta.
"No puede entender que se le castigue por denunciar casos de corrupción y que no se abra ninguna investigación para determinar si lo que denuncia es cierto", comentan familiares del teniente que tuvo que ser trasladado desde el centro disciplinario el pasado 20 de julio en el que cumplía dos meses de arresto, en la base San Pedro de Colmenar Viejo (Madrid), al hospital militar Gómez Ulla, en Carabanchel, donde ha quedado ingresado.
Si esto no os parece importante o no muestras con claridad lo que quiero que entendáis de la vida en España, en el caso del Raval en Barcelona, un hombre, Juan Andrés Benítez, que tras ser golpeado y apaleado 5 de octubre de 2013 por varios Mossos d'Escuadra, falleció, los propios agentes, compañeros de los acusados, instigaron a los vecinos del barrio para que no abrieran la boca sobre lo sucedido.
Es más, la juez del caso solicitó un informe forense para dictaminar los posibles "hábitos tóxicos" de los diez agentes acusados. Ante la solicitud de este informe, los imputados, se rasuraron todo el bello del cuerpo e eliminaron cualquier rastro de cabello para que no se pudiera realizar dicho informe, eliminando así, pruebas que judicialmente eran importantes.
Y si quieren buscar ustedes mismos, porque encima parecen estar orgullosos de obligarnos a ese silencio, sólo tienen que mirar la prensa española día tras día para ver que pese a vivir en Estado social y democrático de derecho y cuya forma de gobierno es la monarquía parlamentaria parece que vivamos en una dictadura encubierta en el que quien habla acaba pagando su osadía.
Más silencio. Alguien podría estar escuchando mis palabras y venir, mañana mismo sin falta, por mí por no poder acallar más mi voz.