¿Habéis observado que en verano el mercado del chocolate cambia ligeramente y hay productos que no podemos encontrar en las tiendas? Es muy normal que las figuras hechas solo de este dulce, como los huevos o los conejitos de chocolate, escaseen en los puntos de venta, o que vayamos a alguna cafetería especializada, tipo Starbucks, y no encontremos sus famosas y riquísmas monedas, ya sean de chocolate blanco o con leche.
¿La razón? Ellos mismos te cuentan que en esta época no las venden porque el calor hace muy difícil que se puedan conservar en buen estado.
En el caso de los bombones Ferrero Rocher pasa algo parecido. De hecho, en la publicidad que marca la vuelta a su comercialización, se explica precisamente esto mismo: las altas temperaturas pueden afectar a su calidad. Sin embargo, en Suiza sí se fabrican bombones durante el verano. Se congelan y después descongelan con una técnica por la cual no cogen humedad a la hora de venderlos más adelante. El sabor es el mismo pero, eso sí, se secan antes.
El calor y la humedad son los grandes enemigos del chocolate. Lo ideal es conservarlo entre 15º y 18º en un ambiente en el que la humedad no supere el 60%. Además, el verano es el peor momento para su conservación, porque la nevera le provoca un cambio brusco de temperatura (suele estar en 6º) y hace que el chocolate se seque.
Pero tendrás que guardarlo en ella si no cuentas con una despensa.
Entonces, envuélvelo bien en papel de plata para evitar que se contamine de otros olores. Y es que el chocolate, al tener azúcar y grasas, absorbe el olor de lo que tenga alrededor. Para evitarlo, además de envolverlo podemos utilizar un recipiente hermético, un tupper, por ejemplo.
Y sacarlo de la nevera 15 minutos antes de consumirlo.
La luz es un elemento que no le viene nada bien, especialmente al chocolate blanco, así que lo ideal sería guardarlo en un sitio oscuro. La citada despensa, o un armario, servirá. El sitio ideal sería una vinoteca, pero no es fácil disponer de una. Si la tiene, mejor que mejor.
Cuando el chocolate adquiere el tono medio grisáceo medio blanquecino llamado Fat bloom, indica que la manteca de cacao, al ser grasa, se ha desplazado a la superficie por temperaturas cercanas a los 30º. Eso no es malo, el producto sigue siendo perfectamente comestible, pero estéticamente queda menos bonito de contemplar.
Los chocolates artesanos, al no llevar conservantes, son más perecederos que los industriales. El negro dura más que el chocolate con leche y que el blanco, y si lleva relleno o frutos secos su fecha de caducidad dejará menos margen. En cualquier caso es conveniente no almacenarlos y consumirlos previamente al tiempo indicado en el envase.
Por último, y a modo de dato interesante, que no consejo, la empresa Barry Callebaut ha creado, casi sin proponérselo, un chocolate que aguanta hasta 60º.
Lo han denominado Vulcano, un chocolate con burbujas de aire, debido a que la base se había aireado en exceso cuando estaban trabajando en ella. Tiene un 90% menos de calorías y se derrite únicamente con el contacto de la saliva. Todo un regalo para los amantes de este dulce.