La gran audiencia está apenas conociendo el plan de infraestructuras que el gobierno del partido comunista chino está desplegando por Eurasia, este es el Belt and Road Initiative. Queda por conocer el plan de expansión en la fabricación de bienes y conocimiento, el plan Made in China 2025.

Este programa de modernización industrial tiene el ambicioso objetivo de convertir a China en un actor principal en 10 industrias estratégicas a nivel mundial. Esa propuesta geoestratégica del gobierno chino es un intento de convertir a China en un país productor de tecnología puntera en detrimento de la producción de baratijas que la ha convertido en un productor sin competencia global.

El gigante asiático, en busca de ser una alternativa tecnológica

El crecimiento económico chino ha derivado en problemas internos en relación a la inequidad en el reparto de la riqueza y la gran contaminación asociada a su actividad industrial. Uno de los pilares de la producción china era la mano de obra barata, pero ahora China tiene sus propios problemas demográficos, principalmente China es una sociedad que está envejeciendo y tiene una sociedad rural que ya no puede enviar mano de obra barata a los centros industriales.

Junto con otras variables negativas el país asiático se ha visto obligado a replantearse su modelo de producción, y la posición de sus productos dentro del mercado global.

El proyecto tiene como objetivo impulsar los sectores industriales de la tecnología de la información, robótica, inteligencia artificial, biomedicina, tecnología industrial, energía e industria aeroespacial entre otras. Incrementar su competitividad comercial y aumentar la calidad de sus productos ha sido una apuesta necesaria para enfrentar los propios problemas internos de China.

Financiación estatal para la inmersión global

El gobierno chino se ha visto obligado a expandir el crédito e incrementar el gasto público. Desde que se anunció el plan Made in China 2025 el objetivo que se ha marcado el gobierno es alcanzar las “6 estabilidades”; objetivos de desarrollo, finanzas, empleo, comercio exterior, inversión extranjera e inversión nacional.

Dentro de sus graves problemas económicos China se ha dispuesto invertir 10 billones de yuanes (unos 1,5 billones de dólares) en el desarrollo de las industrias estratégicas incluidas dentro de su plan de modernización. China espera producir el 40% de los chips usados en teléfonos móviles de consumo chino, y el 20% de los chips de teléfonos móviles a nivel mundial.

En conjunto, los planes Belt and Road Initiative y Made in China 2025, buscan una integración financiera mediante intercambios de flujo de caja (acuerdos swaps) usando monedas alternativas como el yuan en detrimento del dólar.

Hasta el momento el comercio exterior chino se basa en divisas extranjeras resultado de su comercio exterior, siendo Estados Unidos la relación comercial de donde proviene el 90% del superávit chino en 2017.

Las relaciones comerciales entre ambos países dejan ver la dependencia que ambos países tienen el uno del otro y la necesidad de intentar buscar nuevos espacios de cooperación. De otro modo la relación esta abocada al enfrentamiento.

Preocupación en Estados Unidos

Los mandos militares americanos están preocupados por la rapidez con la que los enemigos declarados del país están uniendo fuerzas para hacer frente a la hegemonía global norteamericana.

Dan Coast, director de la Oficina Nacional de Inteligencia, declaró el 22 de enero que Estados Unidos se enfrenta a la más diversa y compleja red de peligros nunca vista. Dentro de esa red de peligros Coast se refiere especialmente a la unión de fuerzas de adversarios y su alta capacidad tecnológica.

Oficiales de Inteligencia americanos señalaron el eje China-Rusia-Irán-Corea del Norte como primera línea de peligro para Estados Unidos. Por su parte, el senador republicano Marcos Rubio ha propuesto medidas legislativas para contrarrestar los efectos del plan. Entre las medidas legislativas se encuentran fiscalizar las inversiones chinas en los Estados Unidos e incrementar aún más los aranceles de los productos tecnológicos que el gobierno chino quiere modernizar mediante la inversión de capital público.