El asunto del Brexit está logrando que la política británica entre en estado de ebullición, ya que la primera ministra británica, Theresa May ha considerado oportuno que se suspenda hasta nueva fecha la votación que se tenía que llevar a cabo en el parlamento británico el martes 11 de este mes de diciembre.

Una nada desdeñable cantidad de diputados conservadores de la formación política de Theresa May han hecho pública su opinión negativa sobre las condiciones sobre el Brexit que se lograron entre el Reino Unido y la Unión Europea y se mostraron dispuestos a votar en contra del acuerdo, por lo cual, se barajaba la posibilidad de que el Gobierno de su Majestad perdiese con amplitud la votación.

La salida de Gran Bretaña de la Unión Europea está siendo más problemática de lo previsto por su Gobierno

Theresa May, contrariada con la actitud de estos políticos conservadores que sumarían su voto a los diputados favorables a la permanencia en la Unión Europea, les ha planteado si desean que se produzca de nuevo la convocatoria y celebración de un nuevo referéndum sobre el Brexit, y ha expresado que esta situación no sería en absoluto positiva para los ciudadanos del Reino Unido de la Gran Bretaña.

Los líderes de la oposición han aprovechado para cargar contra el Gobierno por el asunto del Brexit

Jeremy Corbyn, el líder del Partido Laborista, ha criticado duramente al Gobierno al que acusa de haberse dado cuenta a última hora de que los acuerdos alcanzados por el Reino Unido con la Unión Europea son un auténtico despropósito para los intereses británicos y de paso, también ha desprestigiado al Gobierno de Theresa May por el pésimo estado en el que se encuentran los servicios que el estado presta a los ciudadanos debido a la falta de inversiones.

No descarta este grupo parlamentario presentar una moción de censura aprovechando la pérdida de control sobre el asunto del Brexit que muestra el Gobierno.

Nicola Sturgeon, ministra principal de Escocia también se ha sumado a las críticas al Gobierno de Gran Bretaña con extrema dureza, ya que asegura que la situación en la que se encuentra dicho Gobierno es caótica y asegura que ya no tienen más camino por recorrer, debido a su falta de ideas prácticas.

Una de las consecuencias que más preocupa en el país es el tema de las fronteras, ya que en la práctica supondría que de nuevo existiese una frontera física entre la provincia británica de Irlanda del Norte y la República de Irlanda, que es uno de los asuntos que más quebraderos de cabeza produce en Gran Bretaña, ya que la división de la isla de Irlanda en dos países es un tema que ha provocado guerras y terrorismo a lo largo de la historia y una nueva división fronteriza no sería nada bien recibida en ambas partes.