Botswana se ha convertido en el centro de las críticas y denuncias de diversas organizaciones defensoras de los derechos Animales a nivel mundial, por la muerte de más de 90 elefantes, producto de la llamada caza furtiva que amenaza con disminuir la especie en el país africano y que debido al número de cadáveres, está llamada a ser la mayor matanza en el continente, hasta ahora.
A pesar de que Botswana es la nación con la mayor población de elefantes, sus autoridades, no han logrado detener a los cazadores furtivos, quienes en realidad tienen la misión de arrancarles los colmillos para venderlos en el mercado negro internacional. El marfil de los colmillos, es la verdadera razón de la mortandad, ya que este material tiene un costo en el mercado asiático de 864 euros aproximadamente por kilo.
Hasta hace poco Botswana, se consideró un territorio refugio contra la caza ilegal de elefantes, contaba con más de 130.000 ejemplares, debido a la migración de estos animales, que huían de las atrocidades del hombre en los países vecinos, sin embargo, desde el 2015, se ha evidenciado que los esfuerzos de las autoridades de dicho país en conjunto con los conservacionistas, no ha sido suficiente para detener la acción de los traficantes de marfil.
La ONG pide apoyo al gobierno de Botswana
Debido a que la caza clandestina de elefantes se ha incrementado en los últimos años de manera alarmante, la ONG Elephants Without, ha enviado una alerta a las autoridades de Botswana y al resto de los países africanos. En un informe realizado por la ONG, se explica que de seguir las bajas en la población de los mamíferos, es posible que la extinción de la especie esté más cerca de los que se pudiese proyectar.
El mercado ilegal de marfil de Asia
Luego de que China, el mayor mercado ilegal de marfil en el mundo, anunciara el fin del mercado paralelo de marfil en su territorio, Tailandia tomó inmediatamente su lugar. Grandes toneladas del denominado “oro blanco”, cruzan la frontera del país asiático para ser comercializado de manera clandestina, a pesar de que la Organización de Naciones Unidas (ONU), en la convención para la Protección de Especies de 1989, prohibiera el comercio de este material, con el fin de evitar la extinción de los elefantes a nivel mundial.
En la actualidad el 70% del marfil comercializado ilegalmente en el mundo, es extraído de los elefantes del continente africano. El tráfico no se ha podido detener a pesar de los esfuerzos realizados por importantes organizaciones de protección animal.