Dos mujeres fueron condenadas a recibir latigazos en público y pagar una multa de 3.300 ringgit (800 dólares), como castigo tras ser halladas culpables del delito de mantener relaciones sexuales entre ellas. El Alto Tribunal Islámico de Kuala Terenggan, fue el encargado de emitir la sentencia y garantizar un castigo que causase dolor y vergüenza a las implicadas.

De acuerdo al informe de las autoridades, las mujeres fueron arrestadas en el mes de abril del presente año, tras ser sorprendidas dentro de un auto. Tras declararse culpables, varios funcionarios conservadores, han votado por un castigo superior al que se les aplicó.

Malasia, es un país conservador en el que el 60% de su población acepta la religión musulmana. A su vez, las instituciones políticas conviven con instituciones islámicas y estas últimas se encargan de los asuntos que conciernen la religión y la familia.

Indignación mundial

Amnistía Internacional, la asociación malasia Women's Aid Organisation y el grupo de defensa de los derechos de los transgénero Justicia para las Hermanas, fueron las primeras organizaciones que publicaron su indignación por el trato inhumano que recibieron las mujeres, además condenan la situación en la que se encuentran las personas de la comunidad LGBTI en Malasia.

Para el grupo Justicia para las Hermanas, la condena a las mujeres azotadas, representa un acto más de represalia que garantiza la impunidad a cualquier acto homofóbico en el país asiático.

La situación de la comunidad LGBTI en Malasia

Malasia tiene un historial de violación de derechos humanos que el actual gobierno ha tratado de revertir, sin embargo, varias voces de la comunidad LGBTI en el país asiático han denunciado que las manifestaciones de homofobia son cada vez mayores. La simple crítica o amenaza, ha quedado en el pasado, puesto que en la actualidad ya las victimas de atropellos violentos se han incrementado, cobrando un número importantes de víctimas.

Rachel Chhoa-Howard, de Amnistía Internacional, ha señalado que mientras continúen existiendo estos tipos de leyes que criminalizan a la sociedad en Malasia por su orientación de género, las personas seguirán en peligro de sufrir este tipo de castigo. Afirma que nadie debería vivir con miedo por el género al que represente. Las autoridades de deben hacer algo al respecto y la ONU debe de tomar cartas en el asunto. Afirma Rachel.