Ya hemos contado en este medio cómo el Primer Ministro japonés Shinzo Abe quiere volver a difundir la idea de un Japón poderoso, orgulloso de su pasado imperial y donde Asia era casi suya, sin querer pedir perdón por los abusos cometidos por sus compatriotas cuando fueron invadidos países como China, Corea o las Filipinas contra sus habitantes. Para ello, cuenta con promover Leyes educativas que ayuden a que los japoneses recojan esa manera de ver el mundo.

Pero en febrero del año pasado estalló un escándalo, conocido como el “caso Moritomo”, y salpica incluso a la esposa de Shinzo Abe.

Tiene que ver con estas escuelas patrióticas que estamos mencionando.

Documentos manipulados que implicaban a la mujer del Primer Ministro

Desde el día 12, cuando el Ministerio de Economía reconoció haber manipulado 14 documentos de una cadena de escuelas privadas de carácter conservador y nacionalista, los japoneses se manifiestan ante el Parlamento, exigiendo que Shinzo Abe dimita y también su segundo, Taro Aso, Vicepresidente y Ministro de Economía. Éste, está tan salpicado por todo que no se sabe si tendrá que dimitir o que no podrá asistir a la reunión del G20 en Buenos Aires (Argentina).

Todo empezó cuando en febrero de 2017, se supo que el grupo Moritomo fue beneficiado con un 85 % de rebaja de precio para adquirir un terreno para construir una nueva escuela.

Los dirigentes de Moritomo, el principal y su esposa, son buenos amigos de Akie Abe, esposa del Primer Ministro. Se han descubierto documentos que hablan de ello, pero no la versión que manejaba el Ministerio de Economía, ya que en la segunda, el nombre de la Primera Dama había sido borrado.

Dimisión de un político y suicidio de un funcionario

Luego, el asunto se complica muchísimo, con la dimisión del Director de la Agencia Tributaria, Nobuhisa Sagawa, y el suicidio de un funcionario del Ministerio de Economía. Sagawa sería el que alteró los documentos, sobre todo para complacer al Primer Ministro, usando un término japonés denominado “sontoku”, según cuenta el corresponsal de Le Monde en Tokio.

Pero ya hay acusaciones de delito grave, pues hay sospechas de que todas estas alteraciones vienen “de arriba”. Parte de la Prensa japonesa ya habla de “ataque a la Democracia”. Por que hay una pareja, los Kagoike, que llevan meses en la cárcel incomunicados, algo que en Japón se llama “rehenes de la Justicia”, según la Prensa.

Ante todo esto, Shinzo Abe intenta utilizar a su Vicepresidente Aso como una especie de parapeto para evitar ver perjudicada su carrera, ya que ambiciona ser reelegido Presidente de su partido, Partido Liberal Demócrata (PLD), y así se mantendría tres años más como Primer Ministro. Además, Aso controla una facción poderosa en el partido, que le viene bien a Abe para contener a quienes ya le critican por lo que pasa. Mientras, cuando estalló este escándalo el año pasado, Abe juró que si él o su esposa estuvieran implicados en el caso, él dimitiría.