Musulmanes y árabes no confían en que sus líderes sean capaces de combatir la crisis de los países islámicos y árabes.; un ejemplo es la guerra civil siriana que comenzó hace seis años y contabiliza más de medio millón de muertos.

La última Cumbre Árabe en Jordania, “La Cumbre del Sueño”, donde jefes de estado y monarcas árabes dormían durante las discusiones, no solucionó los asesinatos que continúan en Siria, Yemen, Irak y otros países árabes.

Pero una gran mayoría confía en Trump, Abu Ivanka al-Amiriki, como liberador de su pueblo de su dictador y es nombrado “León de los sunitas”, “Califa de los musulmanes” y “Defensor de los santos islámicos”.

Son principalmente sirios, egipcios y ciudadanos del Golfo quienes le ven como su esperanza de liberación, su nuevo héroe; y le elogian en las redes sociales con mensajes como “Benditas sean las manos de Abu Ivanka al-Amiriki (Trump); “Te queremos Trump”; “Trump es nuestra esperanza” y le agradecen no ignorar los gritos de los niños sirios.

Muchos árabes y musulmanes se sienten traicionados por la administración de Obama a favor de Irán y los Hermanos Musulmanes; en cambio confían en Trump tras su ayuda a los civiles sirios que estaban siendo gaseados por su gobernante y agradecen el fin del periodo de apaciguamiento e inacción de Obama.

Gran cantidad de árabes consideran a sus líderes como traidores y títeres en manos de Estados Unidos, o a veces de Israel, cuyo único interés es mantener sus escaños y enriquecimiento personal y de su gente.

Por esto, el gaseo en Siria no ha sorprendido al mundo árabe que recuerda atrocidades similares en Irak y otros países árabes.

Tras el ataque militar contra las fuerzas del dictador sirio Bashar Assad; Trump es aclamado, reconocido y respetado en los países árabes y musulmanes. Esta admiración y gratitud hacia Trump es comparable a cuando George W.

Bush liberó del ejército de Saddam Hussein a Kuwait.

El ataque militar de Trump a Siria, una respuesta rápida y fuerte, ha restaurado parcialmente la credibilidad de Estados Unidos entre árabes y musulmanes, volviendo a hacer grande a América a ojos de muchos y restableciendo su papel como verdadero líder; ya que por primera vez el régimen de Assad está siendo responsabilizado por las atrocidades cometidas. Sólo queda esperar que Trump tenga la misma determinación al tratar contra la hipocresía y maldad de otros árabes y musulmanes.