Con una participación del 80% de los ciudadanos turcos, las urnas han dado a Recep Tayyip Erdogan, la victoria que garantiza para Turquía la reforma constitucional. El pasaje del sistema parlamentario al de república presidencialista, le proporcionará máximos poderes al mandatario turco; quedará definitivamente eliminada la figura del primer ministro. El poder Ejecutivo tendrá atribuciones legislativas y la posibilidad de intervenir en el poder Judicial, ya que podrá nombrar a la mayoría de los magistrados que componen el sistema de justicia del estado turco.

Otra de las reformas, apunta a la convocatoria a elecciones presidenciales cada 5 años, con la posibilidad de reelección por dos periodos consecutivos. El régimen presidencial lleva consigo, el peligro del poder que daría al ejecutivo turco en este caso, de gobernar por decreto, lo que en manos de Erdogan seguramente sería ejercido de manera tal, que el libre juego de la democracia parlamentaria, sería anulado. La discusión sobre la reinstauración de la pena de muerte, será seguramente reiniciada; Erdogan ha adelantado que, si la oposición se negara al tratamiento del tema, volvería a recurrir al llamado a referéndum para decidir sobre ello.

La oposición representada por Partido Republicano del Pueblo, ha advertido sobre la consumación de varias irregularidades, en esta votación. Una de ellas se refiere a la aceptación por parte de la Comisión Superior Electoral (YSK), de votos que no estarían legitimados por el sello oficial. Esta decisión introducida a último momento, antes del recuento de los votos, mereció la impugnación por parte del partido liderado por Kemal Kiliçdaroglu, que calificó de debatible, el resultado anunciado por el presidente de la Suprema Junta Electoral de Turquía Sadi Güven. La Unión Europea, a este respecto, espera el veredicto de los observadores internacionales.

La reacción de la Unión Europea a este ajustado resultado, se manifestó por el comunicado cursado a Ankara, por medio de la Comisión Europea representada por Jean-Claude Juncker, Federica Mogherini, y el comisario, Johannes Hahn, en cuanto a la obtención de un más amplio consenso, para efectuar la reforma constitucional. Al mismo tiempo aseguró que someterá a examen las implicaciones de las reformas, y la relación de las enmiendas con las obligaciones que Turquía debería observar, como miembro de la UE. Por su parte Erdogan, tras conocerse el resultado del referéndum, ha hecho un llamado a la comunidad internacional, pidiendo respeto hacia la decisión manifestada por el pueblo turco.