Todos hemos oído hablar de historias de la Segunda Guerra Mundial en las que se detalla la excentricidad del bando nacional socialista, pero en especial en su afán por conquistar la Antártida. Los mayores interesados en el tema habrán oído hablar de la operación "High-jump", los altercados del almirante Richard Evelyn Byrd, o las bases antárticas alemanas de Neuschwabenland.

El interés de las tropas de Hitler por las regiones polares no comienza exactamente en Alemania, sino que se desarrolla a partir de los descubrimientos hechos en el Tíbet.

Los monjes tibetanos compartieron con los nazis su información milenaria, manuscritos antiquísimos donde se hablaba sobre la tierra hueca, e incluso grabados.

Existe una carta escrita en 1947 que dice ser de un tripulante del U-boot 209, llamado Karl Unger, en la que cuenta que ya han llegado a la tierra hueca y que es real. Pero también añade que aunque toda la tripulación está a salvo, no pueden regresar. Curiosamente este submarino desapareció en 1943 tras comunicar daños, los cuales fueron producidos por una aeronave canadiense de la RAF.

Esta historia la desmienten algunos voluntarios del museo y archivo de los submarinos alemanes, diciendo que no había ningún Karl Unger el 4 de mayo de 1943, cuando el submarino fue atacado.

Pero también existe la teoría de que el gobierno alemán fingiera la pérdida de submarinos para luego usarlos en operaciones secretas. Se sospecha que Hitler huyó a Argentina en su último submarino, el U-234, pero para que allí quedase un submarino para corroborar la historia tenía que estar esperándole otro que le llevara a New Swabia, la base alemana en el polo sur.

Pero lo más desconcertante de la historia son las pruebas, este mapa que muestra una entrada al interior de la tierra por la apertura antártica, solo transitable por submarinos. Además de 2 mapas de los hemisferios de Agartha, o cara interior del planeta, donde por su puesto, según el mapa, los nazis tienen base. Se sabe que la tumba de Hitler, que se encontró en Argentina, es un burdo fraude; y que el cadáver del dictador hallado en las calles en ruinas de Alemania, en 1945, era simplemente uno que se le parecía. Por lo tanto, este nuevo cúmulo de antiguas pruebas sugieren la teoría de que el dictador alemán escapó atravesando la Antártida, hasta llegar a las bases nazis en la tierra hueca.