¿Es cierto que algunas agencias de inteligencia o seguridadtienen poder para interceptar los mensajes y llamadas de nuestros teléfonosmóviles? La respuesta es sí, como ha revelado el antiguoempleado de la CIA y de la NSA, Edward Snowden, de hecho, incide en que laNSA (Agencia de Seguridad Nacional)tiende a emplear este tipo de información inclusoen territorios donde no vale la excusa de garantizar la seguridad.

Algunas fuentes señalan que hace tres años, un mensajesecreto fue entregado a esta agencia informándola de que un comando militar delEjército de África estaría dispuesto a facilitarles información para el posteriorhacking de diversos móviles de ciudadanos de Libia.

Más allá de Libia, los documentos entregados por Snowdenseñalan que la NSA, dentro del proyecto denominado AuroraGold ha logradoespiar a centenares de empresas y organizaciones internacionales, persiguiendoel mero objeto de encontrar debilidades en la seguridad de los nuevosdispositivos móviles para explotarlas en beneficio propio.

Esta iniciativa, supuestamente, también persigue laintroducción intencionada de fallos en los sistemas de comunicación de los quela organización (y con ella el gobierno de los Estados Unidos) podrá sacarprovecho a posteriori. La NSA ya habría recogido más de dos terceras partes de lainformación técnica de redes de Telefonía móvil de todo el mundo. Entre lasvíctimas del proyecto figuran compañías tan grandes y poderosas como Facebook oMicrosoft.

El debate está servido, una vez más, nos encontramos ante eleterno debate si el fin justifica losmedios. Esta información facilitada por el recién galardonadocon la medalla Carl Von Ossietsky, otorgada por la Liga Internacional proDerechos Humanos (ILMR), nos recuerda a la advertencia del fundador deWikiLeaks, JulianAssange cuando denunció que Google permite a esta misma agencia y al FBI leeremails de los ciudadanos comunes y corrientes, no pudiendo justificar conello la protección de intereses internacionales.