Aunque queramos huir de la dieta... las comidas de estos días y los dulces que tenemos en la cocina nos llaman y al final acabamos cayendo en la tentación. La comida es parte de la cultura española, pero más aún la comida que se hace en momentos puntuales del año y, en Semana Santa, no pueden faltar las torrijas. Para quienes no las conozcan aún, podríamos definirlas rápidamente como "pan frito con leche" y aunque suene raro... ¡el sabor calla muchas bocas!
Hay extranjeros que, cuando ven esos bloques marrones en las mesas, se preguntan qué puede ser exactamente y cómo llega a nuestra mesa.
No os preocupéis, os voy a sacar a todos de dudas, y a aquellos que no puedan ni ver las torrijas... ¡os van a dar ganas de llevaros una a la boca!
Hay una infinidad de variantes de las torrijas, como con todas las recetas
Necesitas pan de días anteriores (barras), leche, aceite, azúcar, canela y... ¡manos a la obra!
Para prepararlas, solo tienes que partir rebanadas de pan (de unos 2 cm de grosor) y remojarlas con leche (puedes ponerlas en la bandeja con rendijas del horno y remojarlas echándosela por encima). Después, fríe el pan y al sacarlo, échale por encima azúcar y canela en polvo. Todo lo puedes hacer a tu gusto (puedes usar leche merengada en vez de leche normal, ¡mil cosas!).
Es una comida deliciosa y apta para el trabajo en cadena de todos los miembros de la familia, en la elaboración...
y también en la consumición, por supuesto.
Como he dicho antes, cada casa tiene su propio sello, yo os dejo mi idea para aquellos que os atreváis a llenar vuestro estómago de este manjar durante estos días.
En artículos de este tipo, vuestros comentarios son el elemento perfecto para ir compartiendo las recetas de cada uno y sumando granitos de arena.
Os animo a participar, ¡seguro que después de esto pueden salir grandísimos chefs!
Para terminar, me despido con especial atención a los turistas que visitan España estos días (y dejo mi sello filológico también): Si alguien te dice a mitad de la fiesta que tu amigo lleva una torrija, tranquilo, no tiene ninguna pegada en la espalda, se refiere a que va un poco...
borracho. Tampoco te asustes si te vuelven a decir que tienes una torrija cuando te vean medio dormido en la silla después de la comilona, se refieren a que estás quedándote dormido... y se están dando cuenta.
Con esto y un bizcocho... hasta pronto, ¡que aprovechen las torrijas, y ya nos contaréis!