La idea de vivir sin fogones ya está entre nosotros y tiene nombre: 'crudiveganismo'. El 'raw food', en inglés, es una de las muchas tendencias alimentarias ecológicas que existen, y se basa en la ingesta de alimentos crudos y de origen vegetal
Los 'crudiveganos', aquellos que adoptan el crudiveganismo, sólo comen verduras y frutas, excluyendo de sus comidas todo alimento de origen animal, incluso los huevos, la mantequilla y el queso. Javier Medvedovsky, que se autodenomina 'Espiritual Chef', lleva nueve años comiendo vegetales crudos y no ha sufrido problemas de salud graves.
De hecho, la ciudad de Barcelona está emergiendo como uno de los centros de crudiveganos más importantes, con la aparición de numerosos establecimientos que ofrecen la alternativa 'raw'.
"El 'crudivorismo' no es nuevo ni es una moda, es algo que ha existido siempre. Lo que sí es nuevo es el arte culinario del crudiveganisme." Medvedovsky comenzó a cambiar su dieta a raíz de un colapso pulmonar. Había estado trabajando como cocinero en varios restaurantes durante seis años cuando pasó por el quirófano. Entonces se inició en la medicina china, la cual le recomendaba dejar de ingerir lácteos y harinas. Así, tomó conciencia de la reacción que tenían los alimentos en su cuerpo. "O haces lo que te dicen los médicos o buscas por qué te pasó".
Sin embargo, el chef evita las etiquetas: "Me gusta comer vegetales frescos y, de vez en cuando, cuando tengo que comer socialmente algo, como pan, o simplemente si quiero hacerlo, lo hago."
Objetivos claros del crudiveganismo
En vez de cocer la comida, los crudiveganos utilizan otras técnicas de cocina para manipular los alimentos.
El objetivo es que se mantengan "vivos y frescos". Estas técnicas incluyen la deshidratación, la fermentación o la germinación.
La razón por la que deciden no cocinar la comida es que la cocción provoca la pérdida de nutrientes de los alimentos. Además, determinados cocinados, como por ejemplo el aceite reutilizado, pueden producir tóxicos.
A pesar de este argumento, se sabe que la cocción facilita tanto la digestión como la destrucción de gérmenes. Además de no incluir alimentos cocinados, la dieta crudivegana excluye los productos envasados y procesados, los refinados como el azúcar, la harina y la sal, los transgénicos y el alcohol.
Se trata, pues, de un estilo de vida, una "medicina preventiva" -en palabras de Medvedovsky- y de una filosofía ecológica, ya que tiene como objetivo volver a la naturaleza y conseguir un equilibrio tanto físico como espiritual. En un mundo cada vez más contaminado debido a la creciente industrialización, Marta Vergés, asistente nutricional y chef de "cocina viva", asegura que nos hemos alejado de la naturaleza y de "nuestros orígenes".
Según Vergés, "el sistema capitalista inculca la productividad por encima de todo" y "nos ha deslumbrado bajo el estado del bienestar".
A pesar de promover una alternativa que consideran sana y una filosofía de vida, no todo el mundo puede ser crudivegano, ya que cada sistema digestivo es diferente. Una dieta basada en alimentos crudos puede ser difícil de introducir en ciertas personas. No todos los aparatos digestivos tienen la misma facilidad para digerir los alimentos crudos. Hay aparatos que están menos tonificados y que, por tanto, deben empezar a ingerir alimentos crudos "poco a poco". Un buen inicio son, por ejemplo, los zumos o batidos verdes, que "ya están pre-digeridos". En este sentido, también se pronuncia Mercè Passola, autora y referente en el mundo del crudiveganismo, al decir que "el crudiveganismo es un camino que se ha de sentir y seguir poco a poco".
"La vida se hace más ligera"
Los defensores del crudiveganismo aseguran que los alimentos crudos vegetales son los que mantienen intactas sus propiedades nutricionales y son fuente de vitaminas, minerales y ácidos grasos. También argumentan que se trata de una alimentación muy depurativa y alcalina, ya que deja muy poco residuo al organismo. De esta manera, los crudiveganos creen que pueden experimentar los beneficios no sólo en el cuerpo, sino también en su estado de ánimo. Vergés asegura que los alimentos crudos suponen una gran fuente de energía y vitalidad, mientras que el 'Espiritual Chef' añade que también aportan conocimiento. "Dentro de cada fruto hay escritas cartas de amor que debemos saber leer, pero si los cocinamos, la información real que quieren transmitir a nuestro cuerpo no será la óptima".
"Recomendar el crudiveganismo es recomendar una religión"
Sin embargo, el crudiveganismo estricto puede provocar deficiencias en el cuerpo, como de vitamina B12 (casi imposible de conseguir por medios naturales), hierro y colesterol. De hecho, a pesar de los supuestos beneficios que aporta el crudiveganismo, no todo el mundo está de acuerdo con esta dieta. Expertos en Nutrición aseguran que no tiene ninguna evidencia científica, sino que sólo se trata de una filosofía.
Claudi Mans, doctor en Química por la Universidad de Barcelona, insiste en los beneficios de cocer los alimentos para la supresión de los patógenos y las toxinas y una mayor digestibilidad de los alimentos. De hecho, aunque en cocer los alimentos se generan tóxicos, "no son nada comparado con los beneficios de cocer la comida".
Mans asegura que calentar los alimentos proporciona más color, olor y sabor. También recuerda el éxito que tuvo el crudiveganismo entre los años 20 y 30, con el nacimiento del "naturismo" -movimiento basado en el retorno a lo natural. En aquel tiempo, sin embargo, el crudiveganismo no se conocía con ese nombre, sino que era una tendencia que se integraba dentro del naturismo.
Por otra parte, la dietista y nutricionista Lara Lombarte señala algunos de los beneficios que puede aportar incluir una parte importante de comidas crudas en la dieta. Sin embargo, también recuerda que una sobrecarga de alimentos crudos puede provocar dificultades a la hora de hacer la digestión, ya que el alimento crudo es menos digerible que el cocido.
"No estamos diseñados para comer alimentos crudos, ni para ser vegetarianos, sino por ser esencialmente vegetarianos pero con complementos de proteína animal", asegura Marià Alemany, profesor catedrático de Nutrición y Bromatología en la UB. Alemany califica el crudiveganismo de ortorexia -un trastorno de comportamiento alimentario basado en la preocupación extrema en comer lo más sano posible-, una enfermedad "muy extendida".
Por otra parte, si bien algunos científicos no recomendarían este tipo de dieta, tanto Mans como Lombarte y Alemany aseguran que un crudivegano adulto puede llegar a comer de forma equilibrada si sabe lo que se hace. Aparte de eso, la Organización Mundial de la Salud no considera el crudiveganismo una opción saludable de alimentación, dado que los alimentos crudos pueden llevar virus, parásitos y bacterias, entre otras cosas.
"La dieta equilibrada general no existe", asegura Mans. El crudiveganismo es una de las muchas opciones alimentarias existentes y, tal y como afirma Vergés, "cada uno es libre de elegir el camino que desee". Sin embargo, los nutricionistas recuerdan que convertirse al crudiveganismo implica tener un "atento seguimiento" del estado físico del individuo para evitar posteriores deficiencias y problemas nutricionales.