La raíz del jengibre es una de las estrellas de la cocina tailandesa. Se la usa en todo tipo de preparaciones, pero especialmente con las carnes rojas, pescados o pollo; también puede saborear helados, bebidas y postres. La moderación, es una regla a observar ya que el sabor y el aroma del jengibre  son intensos. En la cocina Thai es usual utilizarlo fresco, cortado en finas láminas.

En algunas recetas, como la que vamos a elaborar hoy, se puede frotar sobre la carne del pollo, en este caso, antes de cortarlo en trozos.

Ingredientes

  • 2 muslos de pollo, sin piel ni huesos
  • 1 pedazo de jengibre fresco y pelado
  • 1 pimiento rojo, o si te gusta el picante 1 o 2 pimientos de Cayena
  • ½ cebolla
  • 2 dientes de ajo cortados en láminas muy finas
  • 1 cucharada de salsa de soja
  • 1 cucharada de fécula de maíz
  • 1 cucharadita de azúcar
  • sal
  • aceite vegetal neutro
  • Opcional para el emplatado, hojas de cilantro, algunos pimientos de cayena y semillas de sésamo 

Preparación

Laminamos los ajos, cortamos la cebolla en juliana fina, cortamos el pimiento en rodajitas, pelamos el jengibre, (si lo haces con una cuchara verás que resulta mucho más fácil) y lo cortamos en láminas de pequeño espesor.

Frotamos con jengibre la carne del pollo, antes de cortarla en trozos no muy grandes.

En un sartén que pueda contener todos los ingredientes, comenzamos colocando el aceite y una vez que esté lo suficientemente caliente, incorporamos las láminas de los ajos que, darán su perfume y su sabor a nuestro aceite. Agregamos los trozos de pollo, salteándolos ligeramente, pues se terminarán de cocinar a medida que vayamos incorporando el resto de los ingredientes; queremos que la carne del pollo se cocine bien pero, que no quede excesivamente seca. Incorporamos la juliana de cebolla, el pimiento de Cayena cortado en rodajitas y el jengibre en láminas.

Sazonamos con la salsa de soja, el azúcar y la sal y removemos un par de veces hasta que todo esté en su punto.

Debemos recordar que las verduras no deben cocinarse en exceso.

Disolvemos la fécula de maíz, en la cantidad necesaria de agua y la vertemos de a poco al salteado, para que se forme un fondo  ligeramente espeso, que será la salsa de nuestro  pollo salteado con jengibre.

Apagamos el fuego y después de unos minutos emplatamos. Este plato queda muy bonito en una fuente de color blanco que permitirá lucir los colores de los distintos ingredientes. Como toque final salseamos con el fondo de la preparación y, podemos adornar con hojas de cilantro y algunos pimientos de Cayena. Si es de tu gusto, puedes agregarle semillas de sésamo.