Más de 3,2 millones de personas integran en España el colectivo de trabajadores autónomos, en el primer trimestre de este año, según el Ministerio de Empleo y Seguridad Social. Cualquier medida que redunde en su beneficio lo será también para el total de la economía del país. Sin embargo, las medidas incluidas en la reciente reforma aprobada por el Congreso de los Diputados se quedan cortas.

El problema es que las principales necesidades y problemas de este colectivo se han quedado fuera de las medidas adoptadas. La cuota progresiva a la Seguridad Social, con diferentes tramos que permitan pagar en función de las ganancias reales, sigue siendo una entelequia.

El sistema actual que obliga al pago fijo de unos 300 euros mensuales (incluido los periodos vacacionales y de bajas) solo es beneficioso para los autónomos que más ganan.

La brecha que separa a los trabajadores asalariados de los autónomos es aún muy grande. Además, está muy bien la tarifa plana que fomenta el alta de nuevos negocios, pero no sirve realmente de mucho si la vida media de los mismos es inferior a cinco años, haría falta implementar medidas que permitan el crecimiento de los negocios, o al menos sus sostenibilidad.

Tampoco hay que perder de vista que casi el 90% de los autónomos no supera la base mínima de cotización, establecida en unos 893,10 euros mensuales