Suecia se estrenó en el Mundial con una difícil victoria sobre Corea del Sur, en un partido que se decidió por un penalti confirmado por el VAR y convertido por el experimentado Granqvist. La selección nórdica fue casi siempre superior a los tigres asiáticos y acabó por reclamar los tres puntos que le permiten unirse a México en la cima de la clasificación del Grupo F antes de enfrentarse a Alemania actual campeón mundial.

Corea del Sur intentó entrar fuerte en el juego pero rápidamente tuvo que cambiar sus intenciones, cuando se dio cuenta de las diferencias evidentes para el adversario, empezando por la estatura.

Los tigres asiáticos intentaron sorprender en los primeros minutos, con pelotas largas a la espalda de los laterales. Buscaban explorar la velocidad de Hee-Chan Hwang y Heung-Min Son, tratando de superar a los centrales en busca de Shin-Wook Kim, el jugador más alto del equipo, con casi dos metros de altura.

Los suecos controlaron el partido

Suecia no dominó el toque en los minutos iniciales debido a la osadía del adversario, pero rápidamente recuperó la compostura y, poco a poco, tomó las riendas del juego. Siempre que Corea perdió la pelota Suecia ejerció una presión alta, haciendo muchas veces falta, para después organizarse en términos defensivos. La verdad es que Suecia, siempre consistente, fue creciendo en campo, conquistando metros, hasta conseguir colocar el balón en el área, provocando allí extremas dificultades a la defensa coreana con bolas altas.

A los veinte minutos la primera oportunidad, con Granqvist a invadir el área lanzada por Berg, pero Young-Gwon Kim evitó lo peor.

Berg también surgió a la vuelta de Toivonen, pero disparó a la figura del joven portero Hyun-Woo Cho, la gran sorpresa en el once coreano. Suecia también había entrado en el campo sin Lindelof, lo que indica, alejado del juego debido a una indisposición.

Por su parte, Corea perdió su lateral izquierdo, Joo-Ho Park, debido a una lesión muscular.

Suecia amenazaba y buscaba el gol, pero antes del descanso, sucedió una jugada polémica en cada una de las áreas. Primero fueron los coreanos a reclamar una supuesta falta de Augustinsson sobre Son que no parecía existir. A continuación, los suecos levantaron sus brazos cuando Ki, en lucha con Toivonen, llegó primero a la pelota, pero luego derribó al delantero.

De la misma hubo falta, pero el árbitro no señaló nada y el juego siguió para el descanso sin giros.

Después de abrir la segunda parte, Forsberg disparó por encima del horizontal en la conclusión de un rápido contraataque. Corea del Sur aún respondió con un cabezazo de Ka-Cheol Koo, pero eran cada vez más raras las incursiones de los coreanos. El seleccionador Tae Young Shin abdicó después de la principal referencia del ataque para intentar componer el mediocampo en un momento en que la superioridad de los suecos, la cual era más que evidente. En una jugada rápida de Claesson, a los 65 minutos, Young-Gwon Kim llegó tarde y acabó por derribar al delantero.

La tecnología cambió el rumbo del partido

El árbitro tuvo dudas, consultó al VAR y acabó señalando la marca de los once metros, de donde Granqvist disparó la falta con autoridad, para marcar el gol que significó la victoria.

Corea del Norte todavía intentó una reacción, siempre con pases largos, pero ahora el equipo ya no subía en bloque y los suecos controlaban la ventaja sin problemas. Una tranquilidad que sólo fue sacudida en tiempo de compensación cuando Corea del Sur, en un último esfuerzo, casi llegó al empate, con una cabeza de Hwang que no pasó muy lejos del poste.

Una victoria justa para Suecia que fue siempre mejor equipo a lo largo del juego y la conquista de tres puntos que pueden poner aún más dificultades a Alemania, el próximo adversario que, como se sabe, perdió en el debut frente a México.