Espectacular Gran Premio de Azerbaiyán de Fórmula 1 el vivido este pasado fin de semana, en el que tras una accidentada carrera, Lewis Hamilton se hizo con la victoria y recupera el liderado del Mundial de Pilotos. Carlos Sainz consiguió un meritorio 5º puesto, el mejor de Renault, desde su regreso como escudería. También sorprendente 6º puesto del jovencísimo y futura estrella de la categoría, Charles Lecrerc, con el Alfa Romeo/Sauber.

Épica gesta conseguida por Fernando Alonso, consiguiendo acabar 7º con medio coche dañado, que le hacía perder hasta dos segundos por giro, comparado con el monoplaza en circunstancias normales.

Espectáculo, gesta y épica empañada por la bravuconada de los pilotos de Red Bull

Pese a todo lo descrito anteriormente, hoy en vez de hablarse de un carrerón histórico, se habla de la crisis interna existente en Red Bull. El equipo austríaco se encuentra en plena guerra interna, debido a que sus dos pilotos chocaron entre sí, cuando se encontraban en posición de conseguir una importante cantidad de puntos, tanto para el equipo, como para el campeonato de pilotos.

Ya son varias carreras en las que Max Verstappen, por su exceso de agresividad e impulsividad, pilotando uno de los mejores monoplazas de la parrilla, se vuelve a casa con un cero en el casillero y destrozando el coche. Además de generar constantes tensiones con el resto de compañeros de la parrilla, recordemos el incidente en el Gran Premio de China, que le costó a Sebastian Vettel la posición de podio.

Lo ocurrido en Azerbaiyán, demuestra que gran parte de culpa del comportamiento de Verstappen se debe al equipo y su permisividad mimando a su estrella, ojito derecho de Helmut Marko.

Desde los primeros giros, Verstappen presentaba problemas en las baterías de su monoplaza, siendo adelantado incluso por el Renault de Carlos Sainz.

Pero cuando llegaba su compañero de equipo Daniel Ricciardo, le cerraba todas las puertas posibles, llevando al límite de la legalidad sus maniobras, y poniendo en serio peligro la integridad de ambos monoplazas.

Daniel Ricciardo lo intentaba una y otra vez, pero desde el equipo, pese a ver los problemas de Verstappen, no advertían al piloto holandés de la estrategia correcta, de dejar pasar a su compañero, por el bien del equipo.

Talento o márketing ¿Qué prefieres Red Bull?

Finalmente, próximo el final de la carrera, sucedió lo inevitable. En una arriesgada maniobra en la recta de meta, Daniel Ricciardo intentó adelantar a Max Verstappen, quien zigzagueando taponó al australiano, originando una importante colisión, que acabó con los dos pilotos fuera de la carrera, y obligando a que saliera el safety car al circuito de Bakú.

Tras la carrera, se le preguntó a Helmut Marko, sobre aleccionar a sus pilotos en este tipo de situaciones. El austríaco se justificó diciendo que, en la filosofía de Red Bull no se encuentra limitar a sus pilotos, y dejan que luchen libremente entre ellos, en pos de la competición limpia.

Parece que el señor Marko ya no recuerda los años de dominio entre 2010 y 2013, en los que había un claro favorito en la escudería, Sebastian Vettel, en perjuicio de Mark Webber, quien tuvo que ceder su posición de liderazgo, en multitud de ocasiones, para favorecer al piloto alemán.

Célebre es la estrategia "Multi 21", por la que Webber se resignaba a tener que dejar pasar a Sebastian Vettel, bajo la amenaza de despido.

Algo parecido pasa actualmente, entre Max Verstappen, el ojito derecho de Helmut Marko, su protegido o el "baby Senna", como a él le gusta llamar al holandés. En detrimento del australiano Daniel Ricciardo, el cual ya ha demostrado tener más talento y constancia que el joven holandés.

Este es el principal motivo por el que Daniel Ricciardo aún no ha renovado por Red Bull, a la espera de una gran oferta de Ferrari. Esto está jugando en su contra, dentro del seno del equipo de Milton Keynes, pues están boicoteando su progresión, en beneficio de Max Verstappen. Por todo ello, los días del australiano en el equipo de los toros rojos, parece estar más que terminado.