Tras el susto sufrido en tierras griegas en el partido de ida, el Athletic Club ofreció una notable mejoría en su juego. El Panathinaikos no opuso apenas resistencia en un encuentro dominado por los vizcaínos. Por cuarto año consecutivo, los de Ziganda entran en competición europea.
Prudencia en la previa
Prudencia es la palabra con la que el entorno del Athletic Club afrontaba la vuelta del partido contra el Panathinaikos. Un clásico del fútbol griego visitaba San Mamés sabiendo cómo meter el miedo en el cuerpo al rival que tenían en frente. Los leones, querían librarse de las malas sensaciones dejadas en los dos últimos partidos; el anterior domingo ante un Getafe al que no se supo meter mano y el de la ida frente al Panathinaikos.
Y es que en el Apostolos Nikolaidis la imagen de los rojiblancos dejó mucho que desear, sacando de positivo la raza que permitió remontar un partido que se había puesto 2-0 en contra.
La baja de última hora de Raúl García debido a un proceso gripal era mala forma de afrontar el duelo. Con todo, a Ziganda no le tembló el pulso para variar el once tipo y hacer debutar en competición europea al joven cachorro Córdoba. Lekue por banda derecha en sustitución del lesionado De Marcos y la inclusión de Etxeita en el eje de la zaga junto a Laporte serían los otros cambios en el esquema.
Control desde el inicio
El partido empezó con el conjunto local mandando, partiendo con el clásico 4-2-3-1 que iría virando en 4-4-2 con el paso de los minutos.
Con los jugadores de banda muy activos y tejiendo combinaciones que poco a poco minaban las resistencias griegas llegaría la primera ocasión clara para el Athletic. Un cabezazo de Aduriz al palo que Laporte, atento al rebote, intentaría colar sin éxito.
Los zurigorris se hacían con la batuta gracias al expeditivo trabajo de un Mikel San José que parece estar reencontrando su mejor versión, al igual que Xabi Exteita.
El central de Amorebieta sería uno de los destacados tras un partido exigente en lo defensivo. Con el partido cerca de la mitad del primer tiempo los griegos empezarían a excederse en algunas acciones que caldearían el ambiente.
Primero Koutroumbis en un salto con Aduriz y luego el ex del Leganés, Luciano, en una acción con Etxeita, dejarían patente que los helenos iban pasados de revoluciones.
Justo cuando se podía percibir como subía la temperatura entre los jugadores llegaría el gol.
Muniaín en el centro del peligro
Una combinación perfecta que nacería en los pies de Etxeita, tras un pase largo de un campo a otro. Al borde del área rival, Aduriz bajaría el balón con el pecho al verde y de espaldas a los rivales, una de sus especialidades. Viendo el desmarque de ruptura de Iker Muniaín, decidió enviar una pelota medida al espacio para Susaeta, que entrando desde la frontal pondría un pase de la muerte al atacante navarro. El de la Txantrea no perdonaría.
Muniaín, haciendo muestra de su magnífico estado de forma y de su peso en el equipo, sigue sumando galones en una plantilla que le necesita en estado de gracia.
Después del gol, la presión de Iker y de sus acompañantes en la delantera rojiblanca no cesaría. Al trabajo de este hay que sumar el del incansable Íñigo Córdoba, que ofrecería a la parroquía de San Mamés un derroche físico de los que tanto gustan en Bilbao.
El Panathinaikos tan sólo reaccionaría en el cuarto de hora que precedería al descanso, generando peligro con internadas por banda del argentino Chávez, recién fichado, y de Bryan Cabezas. Para Herrerín, portero curtido en Europa League, fue una noche tranquila, con susto antes del descanso por un tiro de Chávez al palo. Poco más ofrecería la delantera helena, fruto del gran esfuerzo defensivo del Athletic.
El segundo tiempo depararía más de lo mismo.
Jugadas elaboradas y juego combinativo entre los de arriba que podrían haber aumentado la renta para sentenciar al cuadro griego. No fue así pero la sensación de tranquilidad no abandonó La Catedral, a tenor del control local.
Cambios para repartir minutos
Ziganda movería ficha para dar descanso al capitán Markel Susaeta buscando matar el partido metiendo a Williams. El míster griego daría entrada a dos atacantes que sí fueron de la partida en la ida: Altman y Molins. Con ellos buscaría más profundidad en sus internadas, aunque sin demasiada incidencia. Minutos después llegaría la más clara para Aduriz, que remataría a las nubes un centro de Williams tras una gran jugada de este con Muniaín.
El "Kuko" daría respiro a un Beñat agotado por Mikel Rico, reforzando con músculo la medular a falta de quince minutos para el final.
También Aketxe saltaría el campo por Iker Muniaín, ovacionado por una Catedral en pie para despedirle. El partido finalizaría con varias demostraciones de poderío físico por parte de Córdoba, un cachorro que pronto será una realidad.
Tras el pitído final, el conjunto del "Botxo" no ve más allá que el siguiente partido en Ipurúa frente al Eibar. En palabras del míster rojiblanco para los micrófonos de Herri Irratia, afrontan el encuentro con total concentración sabiendo que la afición eibartarra "aprieta mucho y solemos sufrir cuando jugamos en Ipurúa".
Parece que el equipo zurigorri va cogiendo forma, demostrando con una victoria de gran valor en lo anímico que la idea del nuevo entrenador empieza a comprenderse.
Los pesos pesados del club como Muniaín, Aduriz o Susaeta están cercanos a su mejor versión y siendo así, el Athletic de las grandes noches está de vuelta.
Mañana en el sorteo para la fase de grupos de la Europa League hay un coco más en el bombo: se llama Athletic Club de Bilbao.