El teletrabajo, la imposibilidad de hacer caminatas o visitar el gimnasio, la extensión de horas de sueño y mucha televisión, elevan el nivel de sedentarismo y su directa consecuencia, el sobrepeso en cuarentena.
¿Es posible tomar prevenciones? Una compra programada cuidadosamente, además de evitar salidas inútiles, permitirán realizar platillos inteligentes, con mayor digeribilidad y menos grasas para no aumentar las calorías, frente a la falta de movimiento. Y al mismo tiempo, aportar los nutrientes para mejorar el sistema inmunológico.
Un cuerpo sano y equilibrado no es un buen huésped para las enfermedades en general y el Coronavirus en particular.
Comprar productos frescos
Consumir, al menos, dos porciones de frutas frescas y verduras por día, aportan fibra, saciedad y mejoran el tránsito digestivo. La Dra. en Bioquímica Nuria Granados, especializada en Nutrición Personalizada y Nutrigenómica explica que proporcionan carotenos y flavonoides, que contribuyen al funcionamiento del sistema inmunológico.
Harinas integrales
Son ideales para realizar pizzas y panes ricos en fibras, al tiempo que se involucra a los más pequeños en la divertida tarea de amasar.
Las carnes
No es necesario comprarlas y llenar el freezer. Las carnes aportan grasas e invitan a comidas pesadas. La nutricionista italiana Francesca Finelli indica que la carne, en una dieta saludable, se debe incluir en un máximo de tres veces por semana. Tampoco es necesario almacenar embutidos.
No olvidar el pescado
Fresco, congelado o en lata, aportan sales y fósforo. Permiten realizar comidas simples, nutritivas y rápidas.
Legumbres secas e integrales
¡Basta de latas de conserva! Los granos y legumbres como porotos, lentejas, garbanzos son los grandes olvidados por sus prolongados tiempos de preparación. Son ricas en proteínas, sales y minerales; además se incluyen en diversas recetas, como ensaladas y en la confección de hamburguesas. Son económicas y fáciles de almacenar.
Y no comprar
Snacks, fritos, prefritos, galletas, embutidos, refrescos azucarados y gaseosas. Aportan grasas saturadas, cantidades enormes de sal e incitan al “picoteo”. Es decir, no se debe comprar aquello que no hace bien, ni ahora, ni nunca.