Las profundidades, así como los misterios del mar, son insondables. A diario miles de personas se sumergen en sus entrañas para entender y desvelar parte de sus encantos. Ese fue el caso de Rainer Schimpf, un hombre de 51 años que ha trabajado la mitad de su vida como operador de tours de buceo en Sudáfrica.
De acuerdo con su testimonio, ese parecía un ser un día como cualquier otro. El mar estaba en perfectas condiciones para documentar una corrida de sardinas, uno de los eventos naturales más interesantes e impactantes, pues miles de especies marinas como alcatraces, delfines, focas y ballenas trabajan juntas para acorralar a los peces y darse uno de los mejores banquetes de la temporada.
El objetivo era documentar este encuentro y dejar un registro fotográfico y audiovisual con fines educativos y ambientes. Rainier reunió a su equipo y lo llevó a unas 25 millas de la costa, esperando el momento preciso en el que un tiburón atravesara la bola de peces para capturar su imagen. Sin embargo, justo en ese momento, sintió que todo a su alrededor se oscureció.
Rainer fue tragado por una ballena
En palabras del buzo, "sentí algo de presión cuando supe al instante que una ballena me había atrapado". Ante la mirada atónita del equipo que lo acompañaba, una ballena que hacía parte del ritual natural de caza se había tragado a su compañero. Rainer, que conoce muy bien de estas especies, supo que tenía que actuar rápido: "Podía sentir la presión en mi cadera, no hay tiempo para el miedo en una situación como esa y tienes que usar tu instinto".
Aunque las ballenas son mamíferos que por su gran peso y tamaño se alimentan con gran cantidad de comida durante el día, principalmente de presas pequeñas como por ejemplo plancton, sus gargantas tan sólo suelen medir aproximadamente entre 10 a 12 centímetros. Hay espacies como los cachalotes que suelen comer presas más grandes como calamares gigantes.
Finalmente fue escupido por la ballena
Lo cierto es que por lo general los humanos no se encuentran dentro de su lista de presas preferidas y Rainer lo sabía, "contuve el aliento porque pensé que iba a sumergirse y liberarme mucho más profundo en el océano, estaba completamente negro", explicó Rainer. Y por esas cosas mágicas de la naturaleza y de las profundidades, eso fue lo que sucedió: a los pocos minutos la ballena lo expulsó, sin mayores heridas o molestias en su cuerpo. Aunque Rainer se siente privilegiado con esta experiencia única, espera no vivirla nuevamente.