¿Te imaginas bostezar y, acto seguido, alcanzar el clímax? Lo cierto es que son muchos los investigadores que afirman que el bostezo es una de las acciones más placenteras que podemos experimentar. Pero de ahí a identificarlo con un orgasmo, hay un gran paso. Sin embargo, los pacientes afectados de depresión a quienes se prescribió un medicamento basado en la clomipramina no opinaban lo mismo.

Un antidepresivo placentero

Por lo general, el uso de antidepresivos suele vincularse a un decremento en el deseo sexual o en dificultades para llegar al orgasmo.

De hecho, diversos estudios apuntan a que, al menos, el 20% de los pacientes tratados con antidepresivos han sufrido alguna disfunción sexual. Por lo que pensar en el caso contrario puede chirriarnos un poco.

Sin embargo, y así se publicó en la revista “Canadian Journal of Psyquiatry”, la clomipramina – compuesto que está presente en muchos antidepresivos – tiene el efecto secundario de producir orgasmos de forma incontrolada. Y lo más curioso es que los produce al bostezar. Así ocurrió en los años 80, cuando muchos de los pacientes tratados con este medicamento empezaron a acudir a sus médicos preocupados por este extraño efecto.

No era tan divertido como parecía

Aunque pueda parecer un lujo al alcance de pocos afortunados, lo cierto es que, por lo general, los pacientes encontraban bastante incómodo este efecto.

Así lo explica Ian Crofton en su libro “Historia de la ciencia sin los trozos aburridos”: había tanto hombres que se veían obligados a llevar consigo permanentemente un preservativo, como mujeres que no consideraban llevaderos sus irresistibles deseos sexuales. Aunque, por supuesto, también relata casos de personas tremendamente felices con los afectos y que esperaban que su tratamiento se prolongase.

Desvelando la causa científica

El artículo publicado en la revista “Canadian Journal of Psychiatry” analizó las posibles explicaciones a este insólito efecto, y concluyó afirmando que la clomipramina incrementaba, en exceso, los niveles de serotonina.

Si bien el incremento de serotonina cumple un papel fundamental en el tratamiento de la depresión, cuando su producción se incrementa en exceso, se puede estimular el factor liberador de la corticotrofina hipotalámica (CRF), lo que lleva consigo una activación de ciertos circuitos neuronales, entre los que se encuentran aquellos que controlan el bostezo y la respuesta sexual espontánea.

De este modo, la clomipramina hace que cuando se activa el circuito neuronal del bostezo, también lo haga el del orgasmo, dando lugar al curioso efecto de que ambos vayan de la mano.