A simple vista, no es más que un tanque lleno de agua salada en una atmósfera tranquila y silenciosa que induce a la relajación. Pero la realidad es que una vez que entras ahí, parece como si poco a poco te fueras desconectando del mundo físico y tu mente y cuerpo se fueran disociando.
Muchos afirman que es mejor que la meditación, el yoga, e incluso cualquier droga; y otros dicen que es la nueva forma de alcanzar el nirvana. Últimamente parece decirse mucho sobre estos tanques de aislamiento sensorial, pero... ¿qué sucede realmente?
1 hora flotando en un tanque de aislamiento sensorial equivale a 4 horas de sueño
Su artífice fue el afamado neuropsiquiatra Jhon Lilly, quien quiso investigar la respuesta que da el cerebro a los estímulos externos, así como los diferentes estados de conciencia alterada. La clave de su investigación consistía en lograr aquella situación que permitiese analizar el cerebro del individuo cuando éste está completamente privado de toda estimulación externa.
Y así surgieron los tanques de privación sensorial
Gracias a la solución supersaturada en sulfato de magnesio, se consigue que el cuerpo flote sin esfuerzo alguno en el tanque. Por tanto, es fácil perder la noción del cuerpo. A esto, se suma el hecho de que el agua está a temperatura corporal, por lo que se tendrá la sensación de que el cuerpo se funde con el agua.
Tampoco hay ruido, ni se ve nada, ni se huele nada.
Y en esta situación, los expertos afirman que entre los numerosos beneficios que reporta este estado de relajación profunda, se pueden destacar los siguientes: reduce considerablemente los niveles de estrés y ansiedad, y mejora el estado de ánimo; aumenta las endorfinas (hormonas de la felicidad); mejora la concentración; posibilita experimentar ondas theta (muy importantes para la creatividad) y reduce el dolor crónico.
Se ha destacado también que 1 hora en este estado equivale a 4 horas de sueño.
¿Qué opinan quienes lo han probado?
Como en todo, hay amantes y escépticos; personas que no han llegado a sentir todos los efectos que estos tanques prometen, y personas que consideran que han alcanzado el nirvana con esta técnica de flotación.
Pero, por lo general, la sensación se considera placentera y equivalente a una relajación muy profunda.
También son muchos quienes practican este tipo de aislamiento sensorial con el fin de aumentar su concentración o su creatividad. Sobre todo, deportistas a quienes el estado de relajación inducido por los tanques les ayuda a visualizar sus objetivos; o artistas a los que hace falta renovar su creatividad.
No faltan tampoco aquellos que comparan esta sensación con la de encontrarse en un útero materno.
Pero no todo son beneficios... la privación sensorial también es una potente arma destructiva
A pesar de que, como hemos visto, la privación sensorial conlleva numerosísimos beneficios, no es menos cierto que la cosa cambia si se trata de largos períodos.
Así, si se somete a alguien a un largo período de privación sensorial, muy posiblemente termine sufriendo ansiedad extrema, alucinaciones, pensamientos extravagantes, sugestionabilidad, depresión y comportamiento antisocial.
Estos efectos fueron demostrados científicamente por D.O. Hebb y cols., quienes sometieron a un grupo de voluntarios a siete días de privación visual, auditiva y táctil. En estas condiciones, se observó claramente como los sujetos mostraban mayor ansiedad, alucinaciones auditivas, ilusiones y sugestionabilidad.
De este modo, la privación sensorial se ha utilizado como método de tortura a lo largo de la historia. Y actualmente también cuenta entre el repertorio de técnicas consideradas clave para el lavado de cerebro o, simplemente, para torturar a los secuestrados, presos o prisioneros de guerra.
En la prisión de Guantánamo, por ejemplo, los presos son sometidos a privación sensorial a través del uso de orejeras, visor, máscara respiratoria y guantes pesados.