Ya escribía el filósofo y político romano Cicerón que "la vida de los muertos perdura en la memoria de los vivos". Los romanos creían que perduraban mientras alguien recordara su nombre motivo por el que enterraban a sus muertos a los márgenes de los caminos. De esta forma, los que viajaban leían los nombres de las lápidas y la memoria de los muertos no se desvanecía nunca más.

Partiendo de un ramal de la denominada Via Augusta, pasaba por el actual mercado de San Antonio de Barcelona y, con las excavaciones como motivo de la reforma del edificio de este mercado, ha quedado al descubierto una imponente calzada romana de unos 50 metros prácticamente intacta.

Al costado de esta vía romana descansaban los restos mortuorios de aquélla Barcelona romana o Barcino.

Un necrópolis romana en Barcelona

Los arqueólogos del Servicio de Arqueología del Ayuntamiento de Barcelona han localizado una #necrópolis, que todo apunta a que estaría en funcionamiento entre mediados del siglo I d.C. y los inicios del siglo II d.C.

Se trata de una necrópolis que "pertenecería muy probablemente a una o varias familias de clase social elevada o acomodada", asegura Emiliano Hinojo García, arqueólogo y director de esta intervención arqueológica.

Los romanos [VIDEO] eran muy dados a los rituales funerarios y a diversas divinidades, y así lo atestiguan también los restos arqueológicos encontrado bajo este mercado.

En donde se han localizado incineraciones e inhumaciones. Pero el hallazgo más singular han sido los restos de seis camas funerarias realizadas con madera, hierro y bronce, y revestidas con huesos de toro y caballos.

Estos huesos revestían parte de la cama con que el difunto era trasladado para después ser incinerado, a veces durante cinco o seis días.

Se trataba de una ceremonia larga en la que se oraba, se lloraba, se lanzaban flores, se cantaba y se tocaba música. "Es la primera vez que podemos apreciar no sólo las camas sino también el recinto donde se incineraba", asegura Carme Miró, responsable del Pla Bàrcino.

Localizadas camas funerarias con conjuntos escultóricos relacionados con el dios Baco

Las formas decorativas de estas camas eran fundamentalmente de índole vegetal y geométrico, pero sobre todo destacan los conjuntos escultóricos relacionados con esta divinidad del vino (el dios Baco o Dionisos en época griega).

Por su parte, a las piezas que la restauradora Isabel Pellejero ha reconstruido con los pequeños fragmentos de los restos óseos localizados se pueden identificar a algunos personajes que acompañaban a Baco, este dios del vino y del delirio místico, símbolo del ciclo de la muerte y la resurrección: las ménades danzantes, los silenos y sátiros, la indumentaria de piel de leopardo o los instrumentos musicales.

Los romanos optaban normalmente por la incineración de los adultos pero acostumbraban a inhumar a los más pequeños. Así lo atestiguan los restos encontrados en el Mercado de San Antonio, en donde se han encontrado restos de cuatro adultos y dos pequeños inhumados. Entre su ajuar se ha encontrado un guttus (biberón) de cerámica, pocillos donde se guardaban las lágrimas de las plañideras, platos, ánforas para el vino -los muertos habían de alimentarse, una gran cantidad de vidrio y terracota y un pequeño amuleto con la representación del dios Bes, una deidad egipcia, fuerza fea -tenía barriga y sacaba la lengua-, que protegía contra los malos espíritus y al que le gustaban las cosas buenas de la vida.

En definitiva, gracias a estas excavaciones arqueólogicas y las realizadas en el yacimiento Los Bañales [VIDEO], nos encontramos ante importantes noticias y hallazgos para continuar reconstruyendo la historia de la #Hispania romana. Este es sólo el comienzo.