¿Sabías que todas las historias tienen un punto en común, incluida la tuya?

El Monomito y el Psicoanálisis

El monomito, o el mito del viaje del héroe, fue desarrollado por Joseph Campbell en ‘El Héroe de las Mil Caras’ (The Hero with a Thousand Faces, 1949) basándose en las semejanzas entre diferentes tradiciones y en los arquetipos de Jung, y realizando una aproximación desde una perspectiva de carácter psicoanalista.

De forma muy similar a cómo desarrolla su comparativa entre mitologías y religiones universales en ‘Las Máscaras de Dios’, a partir de la cual surgen interesantes paralelismos nuevos, por ejemplo entre Jesucristo y Osiris, en esta ocasión queda reflejado el patrón básico que tiende a cumplir el ciclo vital de los héroes de las historias, de manera que es posible apreciar su evolución a través de las diferentes etapas que atraviesa.

La evolución de un Héroe

Las fases que la integran tendrán el potencial de forjar la personalidad del protagonista. Sin embargo, es evidente que no siempre se cumplen en su totalidad en cada relato. Pero es posible simplificarlos en tres grandes etapas básicas que sí suelen suceder: Partida, Iniciación y Retorno.

Todo comienza cuando el héroe es llamado a la aventura y sale de su mundo ordinario, de su zona de confort, dejando atrás su rutina para emprender su viaje, en el que deberá superarse a sí mismo y enfrentar diferentes pruebas.

En ocasiones se negará, rechazará la llamada, y más tarde tendrá que regresar e incorporarse a un viaje ineludible en el que contará con ayuda, quizá una figura que intervenga en el momento clave, tendrá que ganar aliados y enemigos en el proceso, afrontar las dificultades, hasta llegar a su ‘Batalla Final’.

En cualquier caso, el proceso le otorgará un mayor nivel de comprensión, y a la vez le transformará y marcará. Si resulta invicto en su proyecto, podrá emprender su regreso, a menudo con la posibilidad de incidir con su poder sobre el mundo. Aunque en cierto aspecto, ya no será el mismo.

Los arquetipos de personajes

Existen siete arquetipos o elementos principales involucrados que han de intervenir, algunos de los cuales resultarían clave para el crecimiento del Héroe.

Él mismo, el Héroe, protagonista de su propio viaje que se verá empujado a su desarrollo personal, y que normalmente hará gala de una serie de atributos positivos, con independencia del contexto colindante.

Encontraremos a la figura responsable de guiarle, apoyarle o impulsarle, el Maestro o tutor, y en ocasiones le entregará al Héroe un elemento clave, un talismán o memento que podrá arrojar algo de luz sobre las sombras que acechan al Héroe.

También aparecerá el Mensajero, que directa o indirectamente, provoca, anuncia y desencadena el inminente viaje del Héroe.

La Sombra, el lado oscuro del Héroe, que representa todo aquello reprimido y que se opone a la bondad y al Héroe virtuoso.

El Bufón, que crea cierta distensión en el contexto del Héroe y a veces genera desconcierto, liberándole de la ocasional rigidez de su virtud antes de que se torne insoportable.

O el impredecible Camaleón o mil caras, que suele ser del sexo opuesto, y modifica su personalidad a lo largo del viaje, influyendo sobre el Héroe de manera impredecible, para bien o para mal.

Y los Guardianes, que probarán la determinación del Héroe como retos.

Similitudes que conforman un inconsciente colectivo

Al repetirse, e incluso llegando a mantenerse, el mismo patrón en diferentes civilizaciones y a lo largo de la historia, puede llegar a considerarse una proyección natural colectiva funcional, puesto que también supone una respuesta a muchas de las inquietudes humanas, y es capaz de argumentar un significado y un sentido simbólicos para la humanidad, en combinación con matices éticos de los que igualmente hace uso.

El Monomito es especialmente famoso por su reflejo en obras clásicas como la Odisea, o modernas como Star Wars. Sin embargo, no resulta demasiado complejo encontrar su atribución sobre prácticamente cualquier historia e igualmente sobre la propia vida, siendo quizá un medio útil para interpretar el simbolismo de un crecimiento basado en la evolución personal continua de una manera productiva para el individuo en la sociedad.