¿Quién no ha dudado en algunas ocasiones de la vida sobre sí mismo? ¿Quién no se ha planteado alguna vez si de veras es cierto aquello que a día de hoy todo el mundo se pone a proclamar por bandera, eso de que de veras merecemos querernos, valorarnos y aceptarnos tal y como somos?

¿Quién no se ha sentido alguna vez (o le han hecho sentir) egoísta por cuidar de sí mismo? ¿O a quién no le han hecho sentir como un ególatra por contar con una saludable autoestima?

Lo cierto es que es muy probable que la mayoría de todos nosotros hayamos experimentado estas situaciones en nuestro día a día o en el pasado; y si no lo más probable será que alguna vez en el futuro nos veamos en una de estas pesquisas con las que esta sociedad a veces nos pone a prueba, por mucha liberación y siglo 21 que se proclame a día de hoy por los cuatro vientos.

En la vida a menudo es muy necesario tener las cosas claras y actuar en consecuencia, por eso hoy en este artículo de Psicología exponemos al menos cinco diferencias entre la autoestima y el ego

Las cinco diferencias entre la autoestima y el Ego

  • 1) La autoestima es un conjunto de sentimientos positivos generados desde el interior de uno mismo hacia afuera, el ego sólo crea negatividad espontánea y original.

Emociones como la aceptación, la valoración, el cariño, el aprecio, el respeto, y algo muy importante: el amor que un individuo se tiene hacia sí mismo son algunos de los conceptos que conforman una autoestima. Porque sí, es así: es un hecho que nos merecemos y debemos querernos, si es que tenemos la intención de funcionar bien y dar lo mejor de nosotros mismos hacia el mundo y a los demás: pues "no se puede dar de lo que no tienes", y lo primero es empezar por ti.

Estas emociones positivas son sumamente generosas y doblemente beneficiosas, ya que las mismas se proyectan hacia el exterior; y las últimas en recibir sus efectos positivos son las personas que nos rodean. Pues aquello de que "estamos bien con los demás cuando estamos bien con nosotros mismos" tampoco es, en absoluto una frase hecha.

Por otro lado, el ego consiste en una serie de sentimientos muy negativos y contraproducentes que una persona origina en su interior de forma espontánea y que además entorpecen y dañan su vida, sus relaciones personales y al resto de personas de su entorno. Son sentimientos negativos creados a propósito y con intención ya que existen personas que se sienten más cómodas entre la negatividad sin causa objetiva ni motivo alguno en concreto.

La competitividad inútil, absurda e infantil, la brutalidad sin ninguna causa ni sentido, el odio y la envidia hacia cualquier persona o situación ajena que amenace el propio ego... Todas estas emociones conforman el ego y generan mucho malestar en uno mismo y en los demás, quienes más tarde o más temprano terminan por alejarse.

  • 2) La autoestima es muy capaz de admirar y amar; mientras que el ego simplemente odia y envidia.

En realidad esta es una de las cosas más maravillosas y beneficiosas del hecho de contar con una autoestima sana y equilibrada: que no tiene ningún problema, y de hecho se complace y estimula apreciando, valorando y amando al mundo en el que vive, a su entorno y al resto de las personas.

Esto es lo que en muchos casos causa que las personas con una autoestima saludable les sea mucho más fácil aprender y enriquecerse en el desarrollo de su vida, puesto que es uno de los recursos más importantes de dónde sale la motivación.

También es mucho más fácil amar si primero empiezas a hacerlo de forma saludable contigo mismo.

El ego en cambio no puede admirar nada que no vaya consigo. Incluso cuando un ególatra se autoadmira, la persona en cuestión sabe que es una emoción vacía que no tiene sentido, ya que en su negatividad en realidad nunca se ha esforzado de forma activa en trabajar por crear algo dentro que sí que le llene y por lo que de veras merezca la pena sentirse satisfecho, de hecho al contrario: el ególatra se ha esforzado en que no existiera nada en si bueno o saludable en su interior, ya que el esfuerzo que requieren conceptos tan simples y a la vez tan grandes como lo puedan ser por ejemplo el sencillo hecho de respetar a los demás o el tratar de evitar la toxicidad o sólo algo como la circunstancia de no perjudicar a nadie, son elementos que ellos consideran que no merecen la pena crear, trabajar ni sostener.

  • 3) La autoestima propia acepta de forma natural la de los demás y de hecho se siente estimulada con ella. El ego no puede soportar ninguna clase de autoestima ni autoapreciación ajena de nadie.

Una prueba muy obvia de autoestima saludable propia es que se siente cómoda y en armonía con la autoconfianza equilibrada y la seguridad legítima de los demás. El ego simplemente no tolera, acepta ni soporta que los demás cuenten con una autoestima. ¿Por qué? Pues porque para empezar es algo de lo que ellos carecen muy profundamente, y en su mentalidad los ególatras y narcisistas no pueden soportar que los demás tengan algo con lo que ellos no cuentan.

Su lógica automática e inmediata es odiar con todas sus fuerzas a las personas capaces, valientes y fuertes que si que tienen una autoestima saludable y un carácter independiente, y si pueden tratarán de quebrar esto y hacer que comiencen a dudar de la seguridad en si mismos, manipulando la percepción externa de esta persona.

  • 4) Ni la admiración ni la atención de nadie son exigidas por la autoestima; por el ego sin embargo, sí.

Aunque los cumplidos siempre sean bienvenidos y en algunos casos muy útiles, la autoestima no le exige a nadie que le brinde su admiración ni necesita estar constantemente absorbiendo la atención de nadie.

Algo ligeramente diferente es el hecho de necesitar sana aceptación desde fuera: al fin y al cabo esto algo que a todo el mundo le hace falta experimentar en su día a día de forma más o menos normal, para poder desarrollar su correcta salud mental; pues no se puede vivir en una eterna batalla en la que la integridad individual de uno siempre sea puesta en jaque y de esto si que es responsable el entorno en el que uno se encuentre.

El ego sin embargo pretende succionar de los demás suplemento narcisista, es decir: si sucede que las personas que rodean a un ególatra no utilizan la mayor parte de sus energías y tiempo en admirar y dar atención de forma incondicional, constante y absoluta al ególatra (como es la situación lógica y normal), este se sentirá sumamente frustrado, furioso y contrariado. Por lo tanto, las personas mínimamente realistas podemos intuir hasta qué grado pueden llegar a estar frustradas estas personas a lo largo de toda su vida...

  • 5) Las críticas constructivas son bienvenidas y valoradas por la autoestima, pero el ego las rechaza de plano.

Se puede aprender mucho de las críticas en general: tanto de las bien intencionadas como de las que tienen un propósito más pérfido.

La autoestima cuenta con la suficiente madurez para ser consciente de esto; pero el ego, no. Las críticas, vengan en el formato que sea y de quien sea, serán vistas como un ataque o una amenaza hacia si.

Sin embargo podrás notar que las personas con un gran ego son unos grandes críticos y jueces irascibles con el resto de las personas, utilizando mucha crueldad y tácticas humillantes e inmerecidas en bastantes casos. Por esto precisamente no aceptan las críticas de cualquier clase, porque piensan que el resto de la gente siempre tienen el mismo propósito mezquino y que ellos al utilizarlas.

En conclusión, el filósofo y líder espiritual indio Osho explicaba muy bien la diferencia más clara y fundamental: "El amor es feliz cuando puede dar algo. El ego es feliz cuando puede quitar algo."