Desde que el virólogo chino Yong-Zhen Zhang compartiese la secuencia genética del nuevo coronavirus, comenzó la desenfrenada carrera para disponer cuanto antes de la vacuna, por parte de un buen número de gobiernos de todo el mundo. A los pocos días, la empresa estadounidense Moderna diseñó la primera vacuna experimental. El 16 de marzo de 2020 le fue inyectada al primer voluntario. Desde entonces hasta la fecha, hay más de 50 millones de personas inmunizadas en todo el mundo, tanto con esta, como con otras vacunas, también autorizadas.

La vacuna española se retrasa por causas ajenas a la capacidad de nuestros científicos

En el caso de nuestro país, las cosas no parecen haber ido tan deprisa y el proyecto de la vacuna española ha tenido que pasar por un rosario de vicisitudes y carencias que nada tienen que ver con la buena voluntad y valía de nuestros investigadores.

Afortunadamente, el Ministerio de Ciencia informó ayer jueves que nuestro candidato vacunal más adelantado está mostrando una "eficacia del 100%" en las pruebas realizadas con 22 ratones modificados genéticamente para ser vulnerables al Coronavirus. Escasez de fabricas para vacunas y de animales para experimentación, precariedad laboral y bajo presupuesto son algunos de los escollos que han frenado el desarrollo de la vacuna española.

Juan García Arriaza es uno de los responsables directos de la vacuna española junto con Mariano Esteban, del Centro Nacional de Biotecnología (CSIC), en Madrid, quien afirma que es necesario ponerse las pilas para que cuando surja otra pandemia en nuestro país, los tiempos de reacción no sean tan largos y dispongamos de la suficiente capacidad autónoma como para no depender de terceros países, casi para todo.

La carrera por la vacuna española comenzó el 11 de Enero de 2020. El 17 de Abril, el ministro de Ciencia y Tecnología, Pedro Duque, informó sobre la posibilidad de que España tuviera la primera vacuna contra la COVID-19. Su afirmación, lamentablemente, no dejó de ser precipitada. Los laboratorios españoles aún se encontraban a la espera de recibir ratones modificados genéticamente, solicitados a la organización norteamericana The Jackson Laboratory.

Por desgracia, no llegaron hasta el mes de agosto.

Otro hándicap de esta ralentización estriba en la ausencia de monos de laboratorio; ya que el paso siguiente, después de las pruebas con ratones, consiste en experimentar la vacuna española en primates. Para solventar este problema, las pruebas deberán efectuarse en Países Bajos. Existe el problema añadido de la carencia de empresas destinadas a la fabricación de vacunas en España.

Para solventarlo, se contactó con Biofabri, compañía gallega especializada en vacunas veterinarias, con el fin de adaptarlas para humanos. El siguiente escollo, más difícil de solventar, pero que no impedirá la consecución final de la vacuna, consiste en el exiguo presupuesto con el que se cuenta en España para investigación: 700.000 euros.

Si tenemos en cuenta que otros departamentos de investigación, como el de la Universidad de Oxford, cuentan con cientos de millones de euros, podemos hacernos una idea del abismal desajuste presupuestario en relación a otros países de nuestro entorno.

La precariedad laboral en el mundo de la investigación científica lastra el avance de la vacuna española

Por si todos estos obstáculos fueran pocos, concurre además una flagrante situación de precariedad laboral en lo que al mundo científico se refiere.La única persona del equipo encargado del desarrollo de la vacuna española que dispone de contrato fijo es Mariano Esteban, a la sazón director del mismo y que cuenta con 11 miembros a su cargo. De 76 años y técnicamente jubilado, cuenta sin embargo con el atributo ad honorem dentro del CSIC, que le permite estar al frente de la investigación.

La hoja de ruta de los investigadores pasa por una primera prueba realizada a 112 personas para comprobar las reacciones, así como la respuesta inmune. A esta prueba le seguirá otra con más de 20.000 voluntarios; todo ello previsto para antes de que finalice el año. Existen 64 vacunas experimentales en la actualidad en todo el mundo y 173 aún en fase de investigación, según informa la OMS.

A pesar de la heroica odisea que está suponiendo el desarrollo de la vacuna española, García Arriaga no deja de lanzar un mensaje positivo al añadir que, a pesar de todo, lograremos no sólo disponer de una vacuna que ya muestra indicios de una gran eficacia, sino que la Ciencia y el mundo de la investigación en España cobrarán un renovado impulso a partir de ahora.