Para BlastingTalks - entrevistas exclusivas de Blasting News con líderes empresariales y culturales - entrevistamos a Guillermo Martínez, fundador y CEO de Ayúdame3D, organización española que ofrece brazos impresos en 3D a personas en riesgo de exclusión social en distintas partes del mundo.
Blasting News: Todo empezó con una impresora 3D y ahora tienes una organización que fabrica brazos impresos. ¿En qué momento estás creando en 3D y piensas: "tengo que dar un paso más allá” y das vida a Ayúdame3D?
Guillermo Martínez Gauna-Vivas: Empecé con el mundo de la impresión 3D en la universidad.
Me compré la impresora, vi cómo funcionaba y no tenía pensado hacer nada más allá de un hobby; pero finalmente se fusionaron un montón de casualidades: me iba a Kenia como parte de un viaje universitario a desconectar y me encontré con la posibilidad de llevar ahí ayudas, mejorando así la calidad de vida de las personas. Ahí fue donde surgió la idea de entregar brazos impresos en 3D a quienes más lo necesitaban.
Un viaje a Kenia cambió tu vida. ¿Qué supuso ese voluntariado en África? ¿En qué zonas desfavorecidas ayuda actualmente la organización?
Contacté con un orfanato de Kenia y les pregunté si necesitaban brazos para los Niños, me dijeron que iban a buscar por la zona a personas que habían sufrido alguna amputación en las articulaciones superiores.
En pocos días, me enviaron fotos e información para que yo pudiera fabricar brazos a medida. En total, hice cinco. Los metí en una maleta y me fui para allá. Como ingeniero no pensé en nada más que en fabricarlos y entregarlos. Sin embargo, fue ahí cuando me di cuenta que mis brazos podían cambiar la vida de muchas personas y que estaba en mis manos hacer algo más para ayudar; no solo en Kenia sino en cualquier parte del mundo.
Enviamos nuestras Trésdesis a cualquier parte del mundo con el fin de mejorar la vida y reducir la desigualdad a la que se enfrentan las personas que las reciben. Hoy en día, hemos entregado estas prótesis en 3D en más de 40 países, tanto en España como fuera. No hacemos ningún tipo de diferenciación, ya que cualquier persona que lo necesite, se lo hacemos.
En su mayoría, son personas que no tienen los recursos suficientes para permitirse ningún tipo de ayuda para su día a día. De hecho, hay 83 millones de personas en el mundo que carecen de alguna extremidad y necesitan nuestra ayuda.
¿Qué son las Trésdesis? ¿Cómo es el proceso desde el diseño hasta la implantación en el paciente?
Las Trésdesis son brazos impresos en 3D para personas que no tienen mano, antebrazo o brazo por encima del codo. Es un concepto diferenciador que nos hemos acuñado desde Ayúdame3D. Nosotros lo que hacemos son brazos en 3D con movilidad prensil. Es decir, se activan con el balanceo -articulación natural- de la persona y hacen que los dedos de la prótesis se muevan. Asimismo, hemos inventado el primer brazo para personas sin codo, que no necesita nada de electrónica y aun así puede agarrar objetos.
Sobre el proceso, tenemos unos diseños estándar y vamos mejorando con el tiempo a través de nuestro departamento de desarrollo. Por otro lado, tenemos una página web donde cualquier persona puede solicitar un dispositivo. También tenemos alianzas sociales con muchas entidades de todo el mundo, las cuales buscan personas que necesitan nuestra ayuda en su zona; puesto que, en la mayoría de los casos, no tienen redes sociales y no pueden localizarnos.
Para expandir la iniciativa, Ayúdame3D ha contado con la ayuda del Ejército de España, así como con voluntarios expertos en 3D. ¿Cómo surgen estas colaboraciones? ¿Ofrecen programas de ayuda y voluntariado?
Necesitamos llegar a personas de zonas remotas de otra forma que no sea Internet.
Por eso, tenemos alianzas con personas y entidades sociales que se mueven por diferentes países o que viven fuera. Además, les formamos nosotros mismos en cómo colocar los brazos, cómo tomar las medidas y hacer las fotos pertinentes para que nos las envíen y así fabricar la prótesis.
Esa información nos la hacen llegar y nosotros desde la oficina o nuestros voluntarios con impresoras 3D en su casa, Helpers3D, nos ponemos manos a la obra para diseñar y fabricar esa Trésdesis solicitada específicamente. Hacemos brazos a medida, no brazos a granel. Puede pasar un mes en ese proceso de fabricación y cuando la tenemos se lo enviamos directamente de manera gratuita para que las entreguen en las zonas donde están trabajando.
La última entidad con la que hemos colaborado es con la del Ejército de España, a quienes hemos formado y llevado hasta 40 brazos para entregar en Senegal, Líbano y Mali.
Desde que nació Ayúdame3D, tus brazos ayudan en el día a día de muchas personas, ¿cómo fue esa primera experiencia en colocar una Trésdesis? Y de todos los casos que habéis tenido, ¿cuál ha sido el más especial?
Mi primera experiencia se dio en Kenia, con cinco brazos en la maleta. En el momento que entregué los brazos, la verdad que fue increíble, ya que funcionaron perfectamente. Philip fue una de las personas beneficiarias de esas Trésdesis, su caso me tocó mucho, siendo este el que más me ha marcado. Él es profesor de primaria en Kenia y nunca había podido coger un libro y una tiza a la vez.
El brazo en 3D le dio esa facilidad de hacer su trabajo. La última vez que lo vi, en mi último viaje a Kenia, llegó incluso a conducir una moto y fuimos juntos al pueblo de al lado.
De todos los casos, los que vivo de forma más especial son los presenciales. Es una pena que no podamos entregar los más de 400 brazos en persona, pero, por ejemplo, la última entrega aquí en Madrid fue a una persona que perdió todas sus extremidades y no podía permitirse la ayuda al ser una persona mayor. Nosotros fuimos a entregarle dos brazos y fue emocionante. Son unos brazos muy ligeros, lo que le resultó muy sencillo de utilizar. Y con eso nos quedamos, con mejorar por lo menos un poquito de su día a día.
El proyecto no solo se ha hecho realidad, sino que también ha recibido reconocimiento con el Premio Fundación Princesa de Girona o en el Foro Mundial de la Juventud de Egipto, lo que ha dado más visibilidad a la organización, ¿cómo ha sido la evolución de Ayúdame3D desde que empezasteis hasta ahora?
Todo empezó como algo para hacer en mi tiempo libre mientras trabajaba en el departamento de desarrollo de productos en empresas jugueteras. Un día publiqué en mi página web la información de que regalaba brazos en 3D a personas que lo necesitasen y a partir de ahí el proyecto explotó cuando empecé a recibir muchísimos pedidos mensuales de España y de otros países, incluso solicitudes de personas que querían colaborar con la organización. Ya no había forma de sostener un proyecto como Ayúdame3D con otro trabajo, por lo que tomé la decisión de volcarme al 100% en el mismo. Realmente fue una decisión de media hora porque a mí lo que más me apetecía era hacer esto y ayudar a las personas.
He estado un par de años dedicándome a ello de manera altruista haciendo que Ayúdame3D crezca, y lo que estamos generando son nuevos métodos de creación, que además de poder hacer brazos también generen impacto social con nuestros conocimientos.
Le hemos dado una vuelta al proyecto y al final somos una organización social con programas de concienciación con las nuevas tecnologías que ofrecemos, por ejemplo, a colegios y empresas.
Ayúdame3D también ha creado aulas tecnológicas de formación en diseño e impresión 3D por todo el mundo además de organizar talleres para niños. ¿En qué consisten?
Se trata del método helping, un programa con el que hemos conseguido distintos premios a nivel nacional y subvenciones del Ministerio de Educación. Consiste en acercar las nuevas tecnologías a niños y niñas en los centros educativos, enseñándoles a utilizar la impresión 3D y el diseño 3D para proyectos sociales. Hemos hecho desde brazos en 3D hasta mascarillas para protegerse del Coronavirus y cajas que cubren las bolsas de quimioterapia con símbolos de superhéroes.
Por otro lado, tenemos nuestra plataforma de responsabilidad social con empresas; donde ofrecemos charlas de concienciación social y talleres donde llevamos impresoras 3D directamente a la empresa y nos ponemos a fabricar con ella. Todo ello para concienciar socialmente a un colectivo que no se ha dado cuenta que ayudar es fácil con las nuevas tecnologías.
Desde que nace la idea en 2017, más de 140 personas han sido ayudadas a través de la organización. No vendéis las prótesis, sino que las regaláis a través de Ayúdame3D. ¿Cómo obtenéis financiación y cómo podemos ayudar?
Toda la gente que quiera colaborar tiene toda la información en nuestra página web o Instagram. Se puede ayudar a través de los programas educativos en colegios que impartimos, así como a través de empresas que quieran darle un cambio e impacto social a su imagen corporativa.
Además, cualquier persona puede hacerse socio mensualmente y hacer donaciones, y también pueden comprar nuestros productos solidarios.
Respecto a la financiación que recibimos, como cualquier otra ONG, nos apoyamos en donaciones con socios y también con programas educativos en colegios y empresas. No tenemos ayudas del Estado, por lo que la organización se sustenta de las personas que donan y quieran hacerse socios, así como de los productos solidarios.
A raíz de la pandemia del COVID-19, ¿Cuál ha sido la barrera más grande a la que os habéis enfrentado y cómo la habéis superado?
A principios de año estábamos en Kenia creando un aula 3D, formando a la gente de ahí en impresión 3D, para que ellos mismos fabricasen los brazos directamente y sin necesidad de tener que enviarlos nosotros.
En el momento que volvimos, al día siguiente, empezó el tema de la pandemia. Nos enclaustraron. A partir de ahí dijimos “tenemos que hacer algo” y empezamos todos los voluntarios a fabricar pantallas de protección para los sanitarios y profesionales que trabajaban en los meses más duros de la COVID-19.
Antes de la pandemia entregábamos las Trésdesis de forma presencial, pero con el tema de la COVID-19, las estamos enviando con tutoriales y con información de cómo colocarlas.
Ante la emergencia sanitaria, Ayúdame3D se ha sumado a iniciativas solidarias como la de fabricar mascarillas con impresoras 3D. ¿Cuál ha sido el impacto generado?
En total hicimos más de 20.000 mascarillas. Las entregamos por toda España ayudando a más de 400 centros, tanto a residencias, farmacias, pequeños comercios, comerciales, policías, bomberos y sanitarios en hospitales; porque nosotros, al final, hacemos brazos, pero también podemos crear cualquier ayuda que se nos requiera en cualquier momento. Dejamos parado el tema de los brazos impresos para sumarnos a esta iniciativa, ya que teníamos una amplia gestión de envíos y nos resultaba sencillo fabricar y enviar estas ayudas a los centros sanitarios. Gracias a nuestra plataforma de voluntariado, gente de toda España que fabricaba nuestros brazos, se volcó en el proyecto. Luego cuando empezó a mejorar la situación de la pandemia y las empresas fueron capaces de gestionar estas mascarillas para sanitarios, volvimos a nuestro trabajo normal, que era hacer las Trésdesis.
Y, por último, ¿cómo han sido los avances desde que la tecnología permite el 3D? ¿Tienen proyectos futuros con nuevas tecnologías para aplicar próximamente?
La verdad es que no me imaginaba hace tres años que esto iba a estar donde está. Empecé con una impresora 3D en mi habitación de universitario, mientras imprimía iba estudiando y de repente ahora nos encontramos con una organización totalmente internacional con 50 países, más de 100 voluntarios y llegando a un montón de colegios y empresas que quieren colaborar con el proyecto. Entonces, nunca sabes dónde va a acabar esto.
Ahora nos queremos centrar en la creación de aulas tecnológicas en diferentes países para seguir potenciando las nuevas tecnologías. También queremos seguir desarrollándonos en la creación de nuevos dispositivos para nuevos y diferentes casos como, por ejemplos, los miembros inferiores. Todo lo que sea crecer y tener más amplitud de ayudas es nuestro objetivo.