A través de la revista The Earth Chronicles of Life, un grupo de ecólogos de la Universidad del Noreste en Illinois, han avisado de la posible extinción masiva de las abejas en los próximos años. Lejos de ser un fenómeno local, esto podría extenderse a todos los rincones del planeta Tierra y se señala al calentamiento global como el principal responsable de dicha extinción.

Con la intención de estudiar a fondo esta situación, un grupo de científicos encabezado por el ecólogo Paul Caradonna, situaron colmenas de tamaño reducido en zonas montañosas y zonas secas de Arizona.

De acuerdo a los monitoreos realizados en estos sitios, existe un declive en las poblaciones de abejas del género Osmia, que son las polinizadoras más importantes de los arándanos.

Los cambios en la temperatura de las colmenas

Para replicar artificialmente las condiciones de un incremento en la temperatura global a las que nos enfrentaremos en los próximos años, el grupo de científicos pintó algunas de las colmenas de color negro, ya que este es un tono que absorbe el calor. Asimismo, otras colmenas fueron pintadas de color blanco para reflejar la luz y por consiguiente, crear un ambiente considerablemente más fresco, semejante a las condiciones climáticas presentes durante la primera mitad del siglo XX.

Tras monitorear el experimento por dos años, los científicos reportaron que la mayor parte de las abejas de las colmenas negras murieron. El deceso durante el primer año ascendió al 35% de la población mientras que en el segundo año murieron el 70% de las supervivientes. En contraste con lo anterior, durante el mismo lapso únicamente murieron antes de aparearse, entre el 1% y el 2% de abejas habitantes de las colmenas blancas.

La catástrofe anunciada

Los ecólogos han explicado que al elevarse la temperatura dentro de las colmenas negras, dichas condiciones imposibilitan a las abejas p poder llevar a cabo su ciclo de vida normal. Por lo tanto, no pueden hibernar plenamente y sus reservas de grasa se agotan con mayor rapidez. Esto hace que en la primavera, despierten sumamente debilitadas.

Si los patrones en el cambio climático continúan la tendencia actual, es decir, la temperatura sigue en aumento, esto podría resultar fatal hasta el grado de provocar la extinción total de las abejas. Esto sería resultado de que dichas condiciones ambientales se encuentran fuera de los intervalos fisiológicos de estos artrópodos.

Asimismo, Caradonna enfatiza que la extinción de las abejas causaría afectaciones ecosistémicas a nivel planetario y esto no sólo debería importarle a los científicos. Estos Animales son los principales polinizadores de casi todos los cultivos alrededor de la Tierra. Por ende, su desaparición podría propiciar crisis de hambruna a nivel mundial.