El Instituto de Oncología del Vall d’Hebrón ha hecho un hallazgo sorprendente al descubrir el factor del TET2. Este se encarga de crear reservas celulares en todo el cuerpo, útiles para la recuperación de tejidos, pero que también, a su vez, desencadena un efecto adverso, ya que esta proteína es la encargada de crear reservas de las células tumorales durmientes, capaces de “esconderse” para resistir las sesiones de tratamiento oncológico.

Al parecer, la proteína no discrimina entre las células sanas y las cancerosas, por lo que activa un mecanismo de conservación que protege las células tumorales inmaduras, las cuales permanecen dormidas, a la vez que conservan su potencial maligno.

Al respecto, Héctor Palmer, quien forma parte del equipo desarrollado de la investigación, señaló en declaraciones al Journal of Clinical Investigation que dicha proteína representa el punto débil de las células cancerosas, las cuales, al haber sorteado los fármacos, incrementan considerablemente los índices de reincidencia en este tipo de tratamiento.

Para registrar el avance, el equipo investigador desarrolló un biomarcador encargado de registrar la actividad, con lo que es posible realizar pruebas oncológicas para determinar su presencia.

Investigación en desarrollo

Uno de los valiosos hallazgos que supone esta investigación, aún en desarrollo tras 10 años de búsqueda, es que la mayoría de los fármacos que atacan los tumores tienen acción con aquellas células que se han desarrollado, pero no así con aquellas que están dormidas, lo que supone que al encontrarse en latencia son indetectables, lo que contribuye a la diseminación y las recaídas en la enfermedad.

La investigación además arroja que cuando estas células despiertan, lo hacen como células madre, originando el recrudecimiento de la enfermedad hasta llegar a la metástasis.

Un posible desarrollo para otras curas de cáncer

Lo que más llama la atención de la investigación, es precisamente el hecho de que la proteína TET2 a nivel de genoma actúa de la misma manera con más de un tipo de cáncer, por lo que al inhibir artificialmente con fármacos, también se garantiza un mejor tratamiento para otras patologías, como cáncer de cuello uterino, de seno o de colon.

Actualmente se encuentra en desarrollo la segunda parte de la investigación, que incluye además el desarrollo de un fármaco capaz de inhibir la proteína TET2. De la misma manera, se espera que el mismo esté disponible dentro de los próximos cinco años. Todo parece apuntar a que la cura de muchos tipos de cáncer está más cerca de lo que creemos.