El telescopio llamado a sustituir al conocido Hubble y al telescopio infrarrojo Spitzer, ha vuelto a sufrir un retraso en el inicio de la misión. La NASA, la famosa agencia espacial americana, ha sido la encargada de anunciar dicho retraso. El proyecto lleva invertidos más de 8000 millones de euros desde el inicio de su diseño.

La misión que se espera cumpla el Webb se centrará en cuatro objetivos principales: búsqueda de la luz de las primeras estrellas y galaxias, estudio de su formación, comprender mejor la formación planetaria y estudiar el origen de la vida.

Su trabajo será realizado en longitudes de onda infrarroja.

El proyecto del nuevo telescopio espacial resulta de la colaboración entre la ya citada NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia Espacial Canadiense, será cien veces más sensible que el Hubble y, en lugar de permanecer en órbita terrestre, será colocado en el segundo punto de Lagrange en el sistema que conforman el Sol y la Tierra. La razón de dicha posición es evitar las interferencias infrarrojas del astro y nuestro planeta.

Nuevos problemas

Este nuevo retraso, que se une a una larga lista, es debido a las dificultades surgidas en las pruebas realizadas con el escudo que debe proteger los instrumentos del medio interplanetario.

Durante las pruebas de esta enorme parte, casi tanto como una pista de tenis, se dieron algunos daños en el despliegue y plegado del escudo. Además, el tiempo de despliegue y pliegue tardo el doble de lo esperado, dos meses en el caso del plegado.

Ante esta nueva problemática, un grupo de evaluación independiente recomendó realizar nuevas pruebas para garantizar que la misión no termine en un rotundo fracaso.

Si la mencionada pieza sufriera algún tipo de fallo, la baja temperatura necesaria para que el telescopio funcione no se daría impidiendo su trabajo. A esto hay que añadir la distancia a la que estará el James Webb, más de un millón y medio de kilómetros de la Tierra, distancia que haría, si no imposible, muy difícil cualquier misión de rescate.

Anteriores incidentes

Ya durante el año 2011 el Congreso de los Estados Unidos puso en duda la viabilidad del proyecto llegando a rozar la cancelación. Por aquel entonces el proyecto contaba con una inversión 3000 millones de dolares y buena parte de sus componentes fabricados o en pruebas. Para finales de 2011 se llegó a la conclusión de imponer un tope de inversión en los 8000 millones de dolares.

El telescopio que lleva el nombre del segundo director de la NASA (1961-1968), firme defensor de la exploración espacial y del Programa Apollo, podría ser lanzado, de no haber más retrasos, en mayo de 2020. Sin duda ocupará un gran lugar entre las estrellas