Un mundo de color

Las betalaínas son unos pigmentos presentes en un limitado número de plantas, dentro del orden de las Cariofilales (incluye cactus, plantas carnívoras, acelgas, espinacas, etc.), que les confiere una característica coloración, que puede variar del amarillo al violeta. Estos pigmentos tienen diferentes funciones en las plantas, como la atracción de diferentes polinizadores por el color de las flores, el evitar el ataque de peligrosos herbívoros, o el aumento en el rango de absorción de luz para la realización de la fotosíntesis.

En la industria alimentaria, se utilizan estos pigmentos como colorantes alimenticios naturales para gran cantidad de productos. Por lo que se refiere a la Unión Europea, se utilizan las denominadas como betaninas, bajo la etiqueta E-162, que no son más que extractos acuosos de remolacha roja (Beta vulgaris), higos (Ficus carica) y flores de bugambilia (Bougainvillea sp.) capaces de teñir diferentes alimentos desde un amarillo muy suave a un rojo-violeta muy intenso. Además, la presencia de estos pigmentos naturales en los alimentos repercute en un beneficio nutricional y saludable para sus consumidores.

Un paso más allá

En los último años se ha pretendido profundizar en el entendimiento de cómo ocurre la síntesis y acumulación de betalaínas en las diferentes plantas que las presentan.

Gracias a la investigación realizada con remolacha roja y las flores de “las cuatro en punto” (Mirabilis jalapa), con modernas técnicas de secuenciación masiva de ARN, se ha conseguido localizar e identificar el gen implicado en esta síntesis, capaz de transformar el aminoácido tirosina en estos pigmentos.

El siguiente paso, será conseguir que otros cultivos presenten estos pigmentos, gracias a la introducción de este gen por ingeniería genética.

De esta forma, se han conseguido tomates, patatas y berenjenas de colores rojo-violetas, tanto superficialmente como internamente. Además, al introducir este gen en petunias blancas (Petunia sp.) y plantas de tabaco (Nicotiana tabacum), se ha obtenido un amplio abanico de colores en sus flores, desde naranjas a violetas, abriendo la posibilidad de crear plantas ornamentales de colores alterados bajo demandas de mercado.

Pero aún más relevante es la capacidad antioxidante que tienen las betalaínas, observando cómo se aumenta esta actividad hasta en un 60%, en estos tomates transformados. Por otro lado, estos pigmentos protegen a las plantas frente a enfermedades como la provocada por el moho gris (Botrytis cinerea), que causa pérdidas millonarias en diferentes cultivos agrícolas anualmente. La síntesis de betalaínas en los cultivos transformados les confiere un aumento del 90% en la resistencia frente al moho gris. A su vez, todo esto mejora su utilización como colorantes alimenticios, al mejorar su biodisponibilidad en un mayor rango de cultivos agrícolas.

Por último, destacar que en la síntesis de betalaínas, a partir de tirosina, se acumula un compuesto intermedio denominado como levodopa, utilizado en la industria farmacéutica para la síntesis de dopamina, utilizada en el tratamiento de la enfermedad de Parkinson, o de morfina. Por lo tanto, estos nuevos cultivos pueden representar una fuente muy importante de materias primas también para la industria de los medicamentos.