Es difícil dejar de querer a Emir Kusturica y por supuesto no lo voy hacer. Un autor que creo cuatro de las películas más relevantes del final del siglo XX, Papá está en viaje de negocios (1985), The time of the gypsis (1988), Underground (1995) y Black cat and white cat (1998), no le puedes dejar solo en el desierto. Galardonado con dos premios Cannes al mejor film, Kusturica ha sido un creador de un universo sin lugar a dudas propio, pero que se ha repetido de forma poco original desde que comenzó la década del 2000: Life is a miracle (2004), ya repetía lo expuesto y curiosamente es el género documental lo que mejor y más nuevo nos proponía Kusturica con Super 8 stories (2001), un viaje por el universo de su banda musical la No smoking band, y Maradona (2008), una original forma de abordar la biografía de su admirado ídolo futbolístico, en lo artístico y en lo político.

Pero en este transcurso, la realización de historias se ha visto limitada a unas imágenes redundantes, a un cúmulo de actores dispersos y en la elaboración de historias con poca dimensión, sin sacar todo el potencial de un conflicto y un lugar en la memoria: Yugoslavia.

On the Via Lactea repite esos mismo elementos excesivos en la primera parte del film, pero que en el momento que desaparecen la mitad del elenco comienza a tener una, podría decir, interesante expiación en un futuro Emir Kusturica, donde, creo, volver a un cierto minimalismo –arduo difícil en un cineasta coral como Emir- sería muy interesante. Para el film y ahondar de nuevo en los personajes y en las imágenes, buscar como siempre el símbolo y la belleza que siempre le acompañan....

Los ríos, las aguas como metáfora de la muerte y la vida, y el potencial de lo panteístico (el mundo de la naturaleza y de los animales, el amor a ello).

No se puede desperdiciar nada de Kusturica aunque ande un poco perdido. Él sabe que en los cuentos está la salvación, y en su propia dimensión como actor que busca en su creación... y la imagen final del film, la idea de la bondad... y la piedras, el camino y el tiempo lento. No sé Emir, te doy ideas...