Ayer se celebraron las elecciones generales en Kenia para elegir al nuevo presidente con aparente tranquilidad. Los primeros sondeos apuntan a que será Uhuru Kenyatta, presidente saliente, quien se mantenga en el poder del país africano con un 54% de apoyo.

A las seis de la tarde ya se había escrutado el 77% de los resultados y se confirmaba la derrota, a falta de contar los últimos votos de Raila Odinga. El líder de la coalición opositora, Súper Alianza Democrática, era el ganador con 900.000 votos sobre Kenyatta, según un recuento al margen de la Comisión Electoral (IEBC).

Odinga ha denunciado un pirateo en el sistema de recuento de votos, usando la identidad del asesinado director de telecomunicaciones de la IEBC, Chris Msando. Su muerte nueve días antes de los comicios ha puesto en el punto de mira la veracidad de los resultados. Precisamente que se le hubiese amputado uno de los brazos, por lo que sus huellas dactilares podrían estar siendo utilizadas, hace sospechar más de los hechos.

Las calles de ciudades keniatas como Nairobi o Kisumu se llenaron de manifestantes que se hacían eco de las palabras de Odinga y coreaban "sin Raila no hay Paz".

Las protestas se han saldado con la vida de al menos tres personas debido a los choques con la policía nacional, la cual ha utilizado gases lacrimógenos y palos para dispersar a los asistentes. En lugares como Mathare, situado en los suburbios de la capital, uno de los manifestantes ha muerto debido a los disparos de un agente.

Ni la Unión Europea ni la Unión Africana aprecian el fraude

"Cumplieron con los estándares internacionales" aseguró el ex presidente sudafricano Thabo Mbeki, cabeza de los observadores de la UA: "El proceso electoral ha sido justo y transparente".

Marietje Schaake, quien lidera el grupo de observadores de la UE, suscribió las palabras del máximo representante en la misión por la UA y afirmó no haber apreciado indicios de "manipulación" de ningún tipo.

Si añadimos las declaraciones de John Kerry, ex Secretario de Estado de Estados Unidos y también observador internacional, obtenemos una respuesta similar aún más reforzada.

Respecto a la "manipulación informática" que denuncia el grupo opositor los observadores internacionales manifestaron que no entrarán a investigar el hecho salvo que la Comisión Electoral se lo pida.

Que no se volvieran a repetir escenarios pasados

El gobierno pidió responsabilidad a los ciudadanos para no repetir lo sucedido en 2007. Odinga se presentaba por segunda vez a las elecciones que le dieron la victoria a su oponente tras sucederse varias irregularidades. Este llamó a sus votantes a manifestarse y finalmente las protestas desembocaron en graves episodios de violencia.

La jornada acabó con 1.100 fallecidos y 600.000 desplazados.

Desde entonces la tensión durante las elecciones keniatas se vive con una presión incrementada, tanto el 2007 como el 2013 la oposición denunció el "fraude electoral".