Hace aproximadamente una década, España era un país que acogía a cientos de miles de inmigrantes que venían en busca de una vida mejor. Alrededor de 2008, habían unos cinco millones de extranjeros sobre territorio español, pero con el estallido de la crisis más de la mitad de ellos volvieron a sus países de origen (en Sudamérica y África principalmente).

Hoy en día los roles se han invertido y la elevada tasa de paro, las escasas oportunidades que se dan los jóvenes y los empleos 'basura' obligan a miles de españoles a emigrar a varios países europeos donde, a priori, la oferta de trabajo es mucho mayor que aquí.

Los destinos principales elegidos por los que emigran son Alemania, Inglaterra y Noruega y el perfil de los que se marchan va desde gente poco cualificada hasta jóvenes con dos o tres carreras y buen nivel de idiomas.

El año pasado consiguieron trabajar en Noruega 3000 españoles de manera oficial pero lo cierto es que llegaron muchos más atraídos por un alto nivel de vida y sueldos muy elevados. La mayoría de los que se fueron pensaban que encontrarían trabajo de manera rápida pero pronto se darían cuenta de que no iba a ser así.

Óscar es un ex-subdirector de hotel que viajó al país escandinavo sin contrato de trabajo y con la esperanza de encontrar allí un buen empleo. Tras cuatro meses sólo ha conseguido trabajar de camarero a tiempo parcial y hace cola cada semana en la puerta de la Iglesia para que lo ayuden con comida.

Como él, muchos otros de nuestros compatriotas viven en condiciones infrahumanas. Como prueba de ello, las estadísticas de Noruega revelan que el 50 por ciento de los que piden ayuda en la casa de la caridad son españoles.

La noticia ha saltado a los medios de comunicación del país donde afirman que los españoles llegan con un nivel de idiomas pésimo y sin dinero suficiente para poder mantenerse durante un tiempo o, en el peor de los casos, volver a sus casas.

Las historias que cuentan son dramáticas, como la de varias familias de cinco y seis personas viviendo en 15 metros cuadrados, españoles buscando en la basura e incluso la de un español que durmió una semana en la calle a -15ºC y fue ingresado con síntomas de hipotermia.

A día de hoy, muchos de los españoles que partieron rumbo a Noruega admiten que no tuvieron en cuenta muchos factores como la carestía de la vida, y su bajo nivel de inglés.

Y es que en uno de los países más caros del mundo, donde algunos alquileres cuestan casi 3000 euros, no se puede ir con apenas 200 a esperar sobrevivir. Allí las personas tienen una pensión vitalicia simplemente por ser eso, personas. De ahí que el nivel de vida sea tan elevado y los noruegos miren incrédulos como nuestros compatriotas no tienen ni para comer. Las autoridades noruegas y también las españolas aconsejan planificar bien los viajes a países extranjeros en busca de una vida mejor y así evitar estas situaciones más propias de siglos pasados.