La mina de un lápiz común es una fuente de grafeno; a primera vista esta facilidad implicaría que se tratara de un material conocido y popular pero no es así dado que desde su descubrimiento en la década de los años treinta hasta la actualidad en que ha sido considerado como un elemento útil, en los ámbitos científicos e industriales, había pasado inadvertido.

Los científicos en los años treinta y décadas posteriores pensaban que las fluctuaciones térmicas destruirían el orden del cristal y, que, este, finalmente, se fundiría.

Así pasaron años hasta que dos científicos, Gueim y Novosiólov, lo aislaron a temperatura ambiente por lo que recibieron el premio Nobel.

En el acto del entrega de este galardón se explicaron, de forma gráfica, las capacidades de este material indicando que "una hamaca de un metro cuadrado, que tuviera un peso de un miligramo -equivalente al pelo de bigote de un gato-, no se rompería al soportar el peso del gato. Estos investigadores, además, midieron con precisión las propiedades de este material

No fue hasta 1994 cuando se designo tal y como se conoce ahora, dado que había recibido diferentes nomenclaturas en el área de la ciencia de superficies, entre ellas, se le conocía como monocapa de grafio.