La delegación rusa, que estuvo hace escasos días en Fitur, es optimista respecto a la situación del turismo en su país. Oleg Safónov, director de la Agencia Federal del Turismo de Rusia, habla ilusionado al respecto de un "boom" en el turismo interior del país. San Petersburgo o Moscú, principales destinos del turismo internacional que visita Rusia, son en la actualidad bastante más asequibles en cuestiones tan básicas para el turista como es el alojamiento.
El gobierno quiere potenciar además de las dos joyas que atraen gran parte de las visitas, otras zonas como "El Anillo de Oro, Sochi, Kazan o el Lago Baikal que junto a la mayor facilidad para acceder a territorios del Polo Norte, pueden estimular una mayor variedad de turismo y potenciar la economía de otras zonas diferentes de este inmenso país.
Los desafíos son grandes, para ello la administración debe mejorar, impulsando en muchos casos nuevas infraestructuras hoteleras. Otros asuntos que deben solucionarse son rebajar el precio de los vuelos interiores, facilitar al turista la entrada en el país y la lenta burocracia que hace demasiado farragoso para el visitante su incursión en el Rusia. Safónov ha admitido que sería deseable que se acelere el trámite del visado o incluso la desaparición del mismo pero es un tema que tiene mucho calado y de compleja solución.
En cuanto a la relación entre los dos países, la administración rusa cree que es posible potenciar la visita del turismo español. Para los rusos España es un país muy especial y que gusta visitar, hasta el punto que la primera mitad del año pasado, fue el destino estrella para el turismo ruso.
85.000 turistas visitaron el año pasado la tierra de Pushkin y es de esperar que si la moneda rusa sigue perdiendo tanto valor, los turistas españoles puedan tener más accesible su visita.
A pesar de la bajada de los precios, el vuelo hasta Rusia es en la actualidad muy costoso y hay que luchar contra dos factores que suelen desanimar al turista español: el visado y la actual situación de conflicto con Ucrania que, por lo inesperado de su desarrollo, suele influir en las decisiones del turista que obviamente prefiere sitios con más estabilidad socioeconómica.