Luego de más de 30 años, la diseñadora Venezolana Carolina Herrera dejó su marca, se colocó en el papel de embajadora y pasó los reinados creativos al diseñador Wes Gordon. Gordon creció en Atlanta y se hizo interno con Oscar de la Renta y Tom Ford, antes de lanzar su propia colección, que se distingue por su sensibilidad romántica y femenina. Gordon no era un diseñador inconformista, sino más bien uno que aprovechaba la tranquila formalidad de la nobleza sureña moderna. Él puso su etiqueta el año pasado cuando comenzó a consultar en Carolina Herrera.

Carolina Herrera presentó su colección final

La colección final, bajo la dirección de Herrera, fue en su mayoría un homenaje a un tipo de glamour discreto que, si bien es admirado, a menudo es escaso, y requiere demasiada moderación y buena postura para lograrlo. La gala comenzó con un desfile de modelos, portando elegantes camisas blancas combinadas con faldas oscuras, el conjunto de ropa preferido de la gran diseñadora Herrera. Fueron seguidos por sedosos vestidos de día en turquesa y naranja, junto con vestidos de color rosa blasonado con brillantes panteras negras. Aunque la marca es mejor conocida por sus cócteles y trajes de noche, esta colección se llenó con vestidos ventilados en tul rosa y gris, vestidos de noche en capas de tul con un corpiño de bordado blanco y un esmoquin, particularmente elegante en fucsia y rojo.

Su diseños son únicos, cargados de elegancia

Herrera siempre ha presentado en las pasarelas ropa de noche sensual y elegante, pero nunca ha sido una defensora de escotes profundos, ni de una ausencia total de imaginación. Para Carolina Herrera lo moderno no tiene nada que ver con el desnudo, al contrario, ella muestra con cada uno de sus diseños, elegancia y discreción Dijo que algunos diseñadores se van con la tendencia de poca ropa, lo cual a su opinión personal es de mal gusto.

En la vida, debería haber un pequeño toque misterio, dijo Herrera. Lamentó la tendencia de algunas celebridades a vestir ropas provocativas y reveladoras en un intento de llamar la atención. La colección ha reflejado por mucho tiempo su sensibilidad personal, el estilo de una mujer nacida en Venezuela y casada con la nobleza española.

Ella tiene la postura de una bailarina, un estilo que evita los adornos que distraen y un ingenio agudo. Su ropa siempre ha emanado sofisticación y decoro, que atrajeron a una amplia gama de clientes, desde Renee Zellweger a Michelle Obama, quien lució un vestido Carolina Herrera en una cena de la Casa Blanca en honor a Francia.