Si bien los avances tecnológicos resultan beneficiosos en muchos sentidos podrían estar ocasionando un daño invisible para nosotros. Y es que, según datos publicados por la OEM (Organización Mundial de la Salúd), una de cada cuatro personas padecen de trastornos de conducta relacionados con la tecnología actual. A tenor de lo publicado por Nascia, expertos en el tratamiento del estrés, existen aplicaciones que generan un estrés adicional a los usuarios llegando incluso a alterar el reloj del sueño, nuestros hábitos y así nuestra vida cotidiana.
Los problemas del abuso de la tecnología
Las primeras en la lista de culpables son las aplicaciones de mensajería instantánea Telegram, Facebook Messenger, Whatsapp, Skype, Line, además de otras menos conocidas por esta parte del mundo, pero muy utilizadas en otras.
Según este informe, se ha creado una dependencia a contestar casi inmediatamente los mensajes de nuestros contactos a través del medio digital que a lo largo del día nos pasamos al menos 1 hora diaria respondiendo mensajes sin importar lo que estemos haciendo en cada momento.
Tal y como revela el estudio parece que nos hemos impuesto la obligación de responder lo antes posible por el tan conocido "si no me responde me está ignorando".
Algo que tendría efectos más que negativos sobre nuestro bienestar. De ahí que el consejo de los expertos sea el de no estresarse a la hora de responder.
Las redes sociales también causan estrés
No sólo las aplicaciones de mensajería instantánea inyectan una dosis de estrés extra en nuestro cuerpo, también lo hacen las redes sociales.
Aplicaciones como Facebook e Instagram se erigen como los otros grandes causantes de este mal del siglo XXI. La necesidad de estar informados respecto a lo que ocurre en el planeta, unida a la necesidad de publicar todo lo que estamos haciendo estaría suponiendo un incremento del estrés.
La dependencia del correo electrónico, otro problema
De acuerdo a los expertos en el tema "revisar el correo es una tarea que realizamos al menos dos veces al día". Ya sea por motivos laborales o por mera curiosidad hemos desarrollado la necesidad de estar siempre al tanto de todo lo que entra a nuestro e-mail.
Si bien hay quienes tratan de permanecer lejos de esa gran onda expansiva que representa la tecnología parece claro que las nuevas generaciones son las que más se están exponiendo a estos niveles de estrés. Algo que, poco a poco, parece estar también teniendo consecuencia en adultos en edades avanzadas, debido a la ineludible necesidad de estar permanentemente conectados por muy distintos motivos.