El fenómeno del acoso es un virus que va mutando en nuestra sociedad, ahora también se ha etiquetado en el ambiente laboral, este tipo de afectación social, en molestar o denigrar a compañeros de trabajo. La escuela es sin duda donde se gestan primeramente estas actitudes nocivas, que afectan el desempeño y desarrollo de todo ser humano.

Tras la serie de ataques en instituciones educativas, todos estamos desconcertados de las acciones que llevan a estos jóvenes o Niños, a atacar a sus maestros y compañeros de clase. Nadie se pregunta ¿de dónde vienen estas alteraciones, esta intranquilidad, y esta movilización de pensamiento?

¿de dónde surgen estos sentimientos de aversión por otros estudiantes?

Las palabras no se las lleva el viento, quedan en tu biografía por mucho tiempo

Se ha hablado bastante en relación al acoso escolar, y como ha alcanzado las redes sociales, convirtiéndose en ciberacoso. Los investigadores – Sammeer Patchin y Justin Hinduja – expertos en el campo del comportamiento adolescente, han reconocido una nueva conducta, donde el público juvenil se acosa así mismo por Internet. Los jóvenes utilizan el anonimato para publicar mensajes, comentarios e imágenes en formatos violentos, donde el contenido se expresa como una forma de autolesión.

Esta forma de autoagresión hacia la persona, es una conducta que va en aumento.

La psicóloga Shery Gonzalez – Ziegler, comparte un caso reciente, donde una de sus pacientes, creo para atacarse a sí misma una cuenta falsa en Instagram, donde escribía mensajes ofensivos sobre ella misma. La clienta en cuestión afirmaba que si ella daba el primer paso para burlarse públicamente sobre sí misma, los comentarios de otros compañeros no serían tan molestos.

Autolesión digital: la mancha comienza a crecer en otros ámbitos virtuales

Varias encuestas sobre el estudio de la autolesión en adolescentes, afirman que entre 13% y un 18% de jóvenes se dañan a sí mismos físicamente – quemaduras, cortaduras o agrediéndose de otra forma – esta manera de digerir su dolor, es una forma de sobrellevar las complicadas situaciones escolares que viven en la actualidad.

Este mecanismo de aguante se ha pasado a la esfera virtual, donde prácticamente los comentarios en las redes sociales o en otra aplicación de corte social, los lleva a flagelarse a sí mismos, imponiendo un cerco, que ellos consideran “seguro” ante una posible agresión mucho más terrible que la descrita por el autoflagelado.

El ciberacoso es un fenómeno que sigue en aumento, y se le debe dar al estudiante afectado apoyo y opciones de cómo resolver el problema desde el entorno real. Ya que estos comportamientos pueden derivar en comportamientos autoagresivos y suicidas.