Como una mano oculta que domina el mundo del consumismo sin que los usuarios prestemos demasiada atención, la denominada obsolescencia programada impulsa comprar productos de forma desmesurada y, sí, innecesaria en la gran mayoría de las ocasiones. Así, encontramos cómo los productos que compramos quedan rápidamente obsoletos por razones que podrían tener una sencilla solución y, sin embargo, optamos por comprar otro modelo más actual, más moderno, más nuevo o con más opciones mientras somos impulsados a ello porque, increíble pero cierto, nos resulta mucho más económico actuar así que optar por la ya antigua costumbre de reparar los artículos dañados.
En Suecia están tomando conciencia de este problema que, sin duda alguna, resulta insostenible como modelo de vida para un planeta que no es capaz de acoger todos los productos que se fabrican y se desechan cada año. El primer paso para la solución de este problema ha venido de la mano de una propuesta hecha por la coalición entre los Verdes y el partido Social Demócrata según la cual se reduce el impuesto de las reparaciones de productos del actual 25% al 12%. Este considerable descenso tendría una repercusión notable en el precio final de la reparación y se acompañaría de una campaña de concienciación para fomentar el interés, el conocimiento y la preocupación de los ciudadanos a este respecto.
Este proyecto está enfocado principalmente a la reparación de bicicletas, el arreglo de ropa y el remiendo de zapatos, sin embargo, ante las perspectivas de éxito y con una intención de crecimiento en la sostenibilidad del consumo, ya se enfoca hacia la inclusión de una rebaja en la declaración a la hacienda pública asociada con la reparación de electrodomésticos como frigoríficos, lavadoras o lavavajillas.
El coste estimado de esta medida, en torno a los 54 millones de dólares, sería amortizado con un nuevo impuesto químico impuesto a las empresas de fabricación de nuevos productos de modo que se incentiva a fabricación y venta de artículos con capacidad para ser reparados en detrimento de los actuales productos programados para morir dentro de un plazo determinado que obligan e incitan al consumidor a comprar uno nuevo.