Tomás Gimeno se despidió de familia y amigos regalando sus pertenencias. Esa es la clave que permite suponer dentro de todas las hipótesis contempladas que, en caso de seguir vivo, el padre de Anna y Olivia no va a volver por su propia voluntad.
La despedida de sus padres y amigos
Tomás acudió a ver a sus padres y abuelos el mismo día en que desapareció con sus hijas, les entregó a su perro para que lo cuidaran y les hizo donación de un coche de alta gama que se había comprado en agosto del pasado año. Un Alfa Romeo Giulia de color negro metalizado, con todos los papeles en orden para que si quieren puedan venderlo.
No sabemos exactamente el modelo, pero el más barato de esa gama no baja de 43.000 euros.
Los padres dijeron en un primer momento que parecía una despedida porque además los abrazó largamente, pero a tenor del regalo del automóvil y del perro, está claro que ellos también debieron pensar que por lo menos su hijo se iba por una larga temporada. Naturalmente se ignora qué se dijeron, aunque parece que la policía conocía estos hechos desde el primer momento.
El Padre de Anna y Olivia, también mandó mensajes a diferentes amigos y familiares, despidiéndose muy cariñoso de ellos, explicando que se iba para no volver y regalando muchas de sus pertenencias, como su moto o su embarcación.
El misterioso paquete que recibió su novia
Tomás envió ese mismo día un paquete a su novia que contenía una caja, con un mensaje en el que le decía que no debía abrirla hasta las 12 de la noche, algo que ella dice que le pareció romántico. Así que la joven decidió esperar y abrió la caja justo cuando él quería, descubriendo que en su interior se hallaba un gran fajo de billetes de varios miles de euros, al parecer sin ninguna nota de despedida.
Por eso una de las hipótesis de por qué Tomás Gimeno regresó a puerto a por un cargador para el móvil es que a lo mejor no quería perder la oportunidad de despedirse de ella y que el dinero fuese su último regalo.
Los perros rastrean la embarcación de Tomás Gimeno
La embarcación que se encontró a la deriva, sin los petates que le vieron cargar en ella y sin rastro ni de él ni de sus hijas, está siendo rastreada por los perros Junco y Bill, especializados en encontrar rastros de sangre, fluidos y cadáveres.
Esta semana se incorporarán a la búsqueda, un equipo de sonar y un robot submarino cedidos por el Instituto Oceanográfico Español. Ambos intentarán localizar el ancla de la embarcación, que puede ser clave para resolver este complicado caso, ya que otra de las hipótesis al no haber encontrado los petates en la embarcación es que estos podría haber sido atados al ancla y lastrados con piedras.
Aunque se procura mantener la esperanza de hallar a las niñas sanas y salvas, encontrar el ancla es ahora prioritario para descartar el peor de los escenarios.