El caso de Madeleine McCann ha vuelto a los medios de comunicación y a los horarios de máxima audiencia de la Televisión después de que la investigación haya dado un giro y los investigadores que trabajan en este caso. Christian Brueckner, un violador de nacionalidad alemana que está cumpliendo condena en su país de origen, es el principal sospechoso de haber asesinado a la pequeña Madeleine McCann. El hombre posee un largo historial de delitos y condenas en el que se incluyen abusos sexuales a menores de edad, se ha convertido en el sospechoso número 1 de la desaparición de la pequeña Madeleine McCann en el Algarve portugués durante unas vacaciones familiares.

Los medios de televisión alemana ha publicado el historial delictivo de Christian Brueckner que empezó con 17 años de edad

Christian Brueckner posee un largo historial de delitos a pesar de tener solo 43 años de edad, según la televisión germana que también ha publicado que la policía germana da por muerta a la pequeña. Por ejemplo, en su ficha policial hay un número de 17 entradas entre las que nos encontramos con delitos como son: conducción sin licencia, agresión, robo con violencia y abuso sexual a menores de edad. La primera acusación por un delito por llevar a cabo un contacto sexual con un pequeño se remonta al año 1994, cuando Brueckner era un adolescente de tan solo 17 años de edad. En aquel entonces, el Tribunal de Würzburg le condenó a dos años de cárcel, aunque solo cumplió la pena de manera parcial.

Cuando salió de la prisión donde cumplió esta pena, Brueckner se marchó al norte de su país donde traficó con sustancias prohibidas (drogas) y empezó a cometer pequeños robos que fueron a más.

La televisión germana señala su largo historial de delitos vinculados a los abusos a menores

En el mes de octubre del año 2011, un tribunal de estado de Schleswig- Holstein le declaró culpable de un delito de tráfico de drogas en cantidades elevadas, lo que significó una pena de prisión de un año y nueve meses.

Después, en el año 2013, volvió a ser acusado por un delito de abusos sexuales hacia un menor y por posesión de pornografía infantil. En el año 2016, otra vez, fue sentenciado a un año y tres meses de prisión por el Tribunal de Braunschweig. Un año más tarde, su ficha se incrementó con una nueva condena por un delito corporal.

La televisión alemana señala que en el mes de diciembre de ese año, el mencionado tribunal le acusó de haber cometido un terrible delito en el año 2005: el robo con violencia y violación a una mujer de nacionalidad estadounidense de edad avanzada (72 años) en la turística Praia da Luz (Portugal), donde Brueckner solía pasar largas temporadas aislado del mundo y realizando trabajos de manera ocasional.

El caso de la mujer estadounidense, según recoge la televisión alemana, fue muy complicado de resolver por las circunstancias

La investigación de este caso de violación y robo fue muy complicada: el agresor había sido capaz de vendar los ojos de la mujer, por lo que apenas pudo dar datos para identificar al agresor.

Varios años después, la Policía de Portugal recibió una llamada de una persona anónima que detallaba el contenido de unas imágenes que habían sido captadas gracias a una cámara de vídeo que fue robada posteriormente. Los investigaron recuperaron el caso y varios más que tenían que ver con casos de violación que no habían sido resueltos en la zona.

Realizaron nuevos registros y en uno de ellos encontraron un cabello en la casa de la víctima que coincidía con el ADN de Brueckner. Este alegó en su momento que podría haber llegado hasta allí prendido en el lomo de un gato que había acariciado enfrente de la susodicha vivienda. La Policía de Portugal necesitó la friolera de diez años para poder atrapar al culpable de unos hechos atroces y sentarlo ante el juez, aunque los siete años de prisión a los que fue condenado no han sido ejecutados todavía al haber presentado recurso.

Según la propia Oficina General de Criminalista alemana, Brueckner siempre estuvo en la lista de sospechosos en el caso de Madeleine, pero no había suficiente información, en aquel momento, para llevar a cabo su detención. Había indicios, pero no pruebas. Una hora antes de la desaparición de la pequeña, el sospechoso utilizó su móvil en Praia da Luz, donde la familia McCann pasaba sus vacaciones.